Repercutieron ampliamente las palabras del presidente Jair Bolsonaro a un simpatizante, diciendo que «el país está quebrado» y que no puede hacer nada. Pero las cuentas públicas no muestran eso, incluso con una crisis económica mundial que se arrastra desde hace varios años y la retracción de la actividad durante la pandemia. Brasil no está «quebrado»: tiene R$ 1,24 billón en el Tesoro Nacional, reservas internacionales y un superávit de más de 50 mil millones de dólares en la balanza comercial. En otras palabras, incluso bajo el despiadado criterio del «mercado», el país tiene recursos.

Lo que se está quebrando es la vida de los brasileños. Brasil ha superado la trágica marca de 200 mil muertos por la covid-19 el 7 de enero. El número de casos aumenta en casi todo el país y hay más de 1.200 muertes por día. No obstante, Bolsonaro insiste en hacer campaña contra la vacuna y no presenta un plan de vacunación eficaz, mientras que más de 50 países ya han empezado a inmunizar a la población.

La deuda social histórica se profundizó durante la pandemia. El número de personas que viven en la miseria y la pobreza ha aumentado, un drama que se ampliará con el fin de la ayuda de emergencia, llegando a 48 millones de personas. El gobierno incluso ha sido capaz de restringir el acceso al BPC (Beneficio de Prestación Continuada). El desempleo ha aumentado hasta el 14,6% de la población y el 30% de la fuerza de trabajo está subutilizada, es decir, trabaja menos horas de las que desearía. Sin embargo, el 66,3% de las familias estaban endeudadas en diciembre. La vida es más difícil, especialmente para negros y negras, las mujeres, los LGBTQI+ y los trabajadores del Norte y el Noreste.

Tres medidas para salvar vidas y evitar la quiebra de los trabajadores

Brasil está quebrando para la gran mayoría. Y esto no se debe a la falta de recursos, sino a las opciones y decisiones tomadas por este gobierno. Bolsonaro está quebrando el país y la vida del pueblo, mientras salva las ganancias de los bancos y las grandes empresas y entrega nuestros recursos y los del Estado. Hay otros caminos, con alternativas para evitar estas quiebras:

1– Garantizar la vacunación ahora, para todos y de forma gratuita por el SUS (Sistema Único de Salud).

La vacunación es la única medida que permitirá proteger vidas y reanudar la economía. Brasil es hoy en día una retaguardia en el mundo, y al gobierno parece no importarle. Al mismo tiempo, los empresarios de la salud aprovechan la oportunidad para intentar ofrecer la vacuna paga, haciendo que los ingresos de las personas decidan quién vivirá y quién morirá.

2– Garantizar el auxilio de emergencia hasta que se complete la vacunación de la población.

Es absurdo interrumpir la ayuda. En diciembre, el 36% de las familias que recibían el auxilio lo tenían como única fuente de ingresos. La medida arrojará a millones a la miseria.

3– Prohibición de los despidos durante el período de pandemia y la contratación de desempleados por medio de una plan de obras públicas.

La vida por encima de las ganancias

Las medidas del gobierno y del Congreso Nacional eliminaron derechos, pero no garantizaron el empleo y los ingresos. Es posible avanzar en la lucha contra el desempleo y al mismo tiempo en las obras que el país necesita para desarrollar su economía y la propia lucha contra el covid-19.

Las grandes empresas y los bancos recibieron todo tipo de subsidios. El resultado es que, incluso en la pandemia, el selecto grupo de multimillonarios logró enriquecerse: aumentaron sus beneficios en un 34%. No se quebraron. Para salvar la vida de decenas de miles de personas y evitar que millones de personas sean arrojadas a la miseria, es necesario enfrentar las ganancias de los de arriba. Para eso, es necesario:

1– Extinción del Techo de Gastos (N. del Tr.: congelación de los presupuestos por 20 años resuelta bajo el gobierno de Michel Temer) para liberar recursos para inversiones en salud, empleo y asistencia.

La ley que congela el gasto público es criminal. Si hubiera estado en vigor más tiempo, el SUS se habría desmantelado más y habríamos perdido más vidas en la pandemia. Debido al techo, el gasto discrecional del gobierno en 2021 podría caer a 67millones 800 mil reales, lo que, según los analistas, podría causar un cierre, una parálisis general de los servicios públicos, debido a la falta de recursos. Jair Bolsonaro y Rodrigo Maia (N. del Tr.: miembro del partido Demócratas, presidente de la Cámara de Diputados) no están en desacuerdo con el mantenimiento del Techo de los Gastos y aun así quieren promover la reforma administrativa, eligiendo al funcionario público como enemigo.

2– Impuestos a las grandes fortunas y a los banqueros.

Varios países, como la Argentina, España y Bolivia, han creado leyes e impuestos sobre la riqueza y los beneficios para financiar la lucha contra la pandemia. En Brasil, donde el 1% más rico de Brasil concentra el 28,3% de los ingresos totales, no pasa nada. Según Unafisco (Asociación Nacional de los Auditores Fiscales) el gobierno podría recaudar hasta 59 millones 790 mil reales, con un cambio en el sistema tributario, sobre las ganancias y los dividendos. Pero Bolsonaro prefiere mantener intacta la tabla del impuesto sobre la renta, gravando a los que ganan sólo 2.000 R$ al mes.

3– Utilizar parte de las reservas en dólares.

Según la Auditoría de la Deuda Pública, Brasil tiene R$ 1.836 millones en reservas internacionales. Este «colchón» sirve para protegerse de los ataques, financiando la acción de los especuladores y el interés del mercado internacional, mientras millones de brasileños pasan hambre.

4– Suspender el pago de los intereses de la deuda pública a los principales acreedores.

Los intereses y la amortización de la deuda pública consumieron el 38,3% del gasto federal en 2019, frente al 4,6% de la salud. En 2020, en agosto, esta hemorragia se elevó al 45,7%. Todos los días, según la Auditoría Ciudadana, el país destina 4 millones 400 mil reales (4 millones 400 mil dólares) para esto, sin que la deuda termine. Tenemos que interrumpir los pagos a los banqueros y los grandes fondos para que el dinero pueda ser utilizado para las necesidades sociales de emergencia.

bolsonaro

¡Fuera Bolsonaro, Ya!

Bolsonaro no adoptará ninguna de estas medidas. Su gobierno combina los permanentes ataques a la democracia con la implementación de un programa económico para desmantelar el Estado. Mientras profiere amenazas de no reconocer una posible derrota en las elecciones de 2022, continúa con un programa radical de contrarreformas y privatizaciones. Su gobierno no se preocupa por la pandemia e incluso aprovecha el distanciamiento social para pasar el paquete, junto con el Congreso.

Para que el país no se quiebre definitivamente y para que no lleguemos a los 300.000 muertos (considerando sólo las cifras oficiales, notoriamente sub-notificadas), es necesario sacar a Bolsonaro del poder. El Fuera  Bolsonaro es urgente. El gobierno ya ha dado todas las pruebas de que no respeta las leyes y atenta contra la vida de las personas, y su comentario sobre el intento de invasión del Capitolio por los trumpistas en los EE.UU. demuestra que está dispuesto a recurrir a la violencia si no gana las próximas elecciones. No podemos esperar hasta el 2022. Debemos exigir a Rodrigo Maia que abra inmediatamente el proceso de impeachment, basado en la petición popular, protocolada en agosto y firmada por cientos de entidades e ignorada por él, como por todos los demás.

Los partidos de izquierda, los sindicatos, los movimientos sociales y de lucha contra las opresiones, deben unirse para exigir la vacunación gratuita para todos los que ya están en el SUS, ingresos de emergencia y empleo garantizado, articulando estas banderas con el Fuera Bolsonaro y con acciones de solidaridad. Es necesario hacer del 2021 un año de resistencia y de acciones unitarias, en las calles y con precauciones sanitarias, contra este gobierno genocida.

Traducción: Correspondencia de Prensa.

Fuente (de la traducción): https://correspondenciadeprensa.com/?p=16024

Fuente (del original): https://esquerdaonline.com.br/2021/01/09/200-mil-mortes-desemprego-e-miseria-bolsonaro-quebra-o-pais/

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