Tras la disolución del Congreso solo continúan siendo diputados y cobrando como tales los 129 miembros titulares y suplentes de la Diputación Permanente, el único órgano que sigue activo en los periodos entre legislaturas.
Los 221 diputados restantes van a cobrar la denominada indemnización de transición, una paga única que se abona a los parlamentarios que dejaron de serlo por la disolución de las Cortes, previa solicitud expresa de la misma. Se trata del 97,73% de los 221 exdiputados que podían pedirlo, ya que solo cinco han renunciado a esa compensación.
Esta indemnización corresponde al sueldo que los diputados cesantes habrían percibido durante los 53 días que median entre la disolución del Congreso y la jornada de reflexión de los comicios del 28 de abril. Cobrarán lo correspondiente a esos 53 días del sueldo base que venían percibiendo, 2.972,94 euros, más los complementos que pudieran recibir en función de sus responsabilidades en el Congreso, lo que supone casi dos meses de salario.