Ahora que las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca se reactivaron en la Organización Mundial de Comercio (OMC), los expertos piden a los gobiernos africanos que mejoren la protección del sector, cada día más agobiado por actividades que amenazan la economía azul del continente.
El presidente de las negociaciones, el embajador colombiano Santiago Wills, presentó en Ginebra el 8 de noviembre una segunda revisión del proyecto del texto sobre el acuerdo a las subvenciones a la pesca.
El documento será la base para tratar de resolver las diferencias restantes con la esperanza de que se pacte un acuerdo durante la 12 Conferencia Ministerial de la OMC, que se celebrará del 20 de noviembre al 3 de diciembre.
La OMC pretende un acuerdo que fije nuevas normas para el sector pesquero mundial, en que se limiten las subvenciones gubernamentales que apuntalan una pesca “insostenible” y el agotamiento de grandes poblaciones de peces, afectando no solo al sector sino a la seguridad alimentaria global.
La directora general de la Organización, Ngozi Okonjo-Iweala, calificó las subvenciones de «perjudiciales» cuando los ministros se reunieron en la anterior cita negociadora, el 15 de julio.
La primera jefa africana de la OMC dijo entonces que era cautelosamente optimista en cuanto a la posibilidad de llegar a un acuerdo este año sobre cómo limitar las subvenciones que contribuyen a la sobrepesca.
“El tiempo (de negociación) es corto y creo que este texto refleja un paso muy importante hacia un resultado final. Realmente veo un reequilibrio significativo de las disposiciones, incluidas las relativas al trato especial y diferenciado, manteniendo al mismo tiempo el nivel de ambición”: Ngozi Okongo-Iweala.
Este mes, la alta funcionaria de origen nigeriano aumentó su énfasis en el llamado a un acuerdo y ha estado involucrando a los líderes políticos al más alto nivel para conseguir su apoyo para una conclusión exitosa de las negociaciones pesqueras que se dilatan desde hace justamente 20 años, en la ronda negociadora de Doha.
“Los ojos del mundo están realmente puestos en nosotros”, dijo. “El tiempo es corto y creo que este texto refleja un paso muy importante hacia un resultado final. Realmente veo un reequilibrio significativo de las disposiciones, incluidas las relativas al trato especial y diferenciado, manteniendo al mismo tiempo el nivel de ambición”, añadió.
Mientras tanto, investigadores independientes afirman que los gobiernos africanos deben abordar prácticas perjudiciales que van desde la sobrepesca hasta la excesiva dependencia de la pesca como medio de vida.
Los investigadores del Centro Africano de Estudios Estratégicos afirman que los subsidios y otras subvenciones injustas se destinan a insumos como el combustible y a buques pesqueros de gran tamaño que a menudo superan los permisos regulados, al tiempo que expulsan a los actores más pequeños del sector, justamente los que más aseguran la pesca para las poblaciones locales.
En medio de estos problemas, los países africanos siguen teniendo que competir en los mercados mundiales del pescado con los países ricos, que subvencionan en gran medida el sector.
Brechas insostenibles
Esto, subrayan, crea brechas “insostenibles” de desarrollo que enlentecen la consecución del 14 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el referido a la protección de la vida submarina, que tiene entre sus metas el uso sostenible de los recursos marinos para 2030.
Guiada por los ODS, la OMC encomendó a los ministros de Comercio durante la reunión negociadora del 15 de julio en que participaron 104 países, la tarea de llegar a un acuerdo sobre las medidas para eliminar los subsidios a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y prohibir ciertas formas de subvenciones a la pesca que contribuyen al exceso de capacidad y a la sobrepesca.
Los países en desarrollo y menos adelantados ocuparán el centro de estas negociaciones para garantizar que obtienen un acuerdo justo en la reunión negociadora de finales de noviembre, aseguró Okonjo-Iweala.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), África alberga prósperas comunidades de pescadores artesanales, que emplean a más de 12 millones de personas, cuando se prevé que la demanda mundial del sector aumente 30 % para 2030.
Existe la preocupación de que las comunidades pesqueras costeras de bajos ingresos se enfrenten a los retos más duros del agotamiento de las poblaciones de peces, ya que compiten con organizaciones de pesca ilegal más sofisticados.
Adicionalmente, diferentes expertos advierten que los países africanos deben desarrollar estrategias que garanticen una menor dependencia de la pesca, asegurando la sostenibilidad del sector a largo plazo.
Rashid Sumaila, de la Unidad de Investigación de Economía Pesquera de la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, afirma que los gobiernos africanos tienen que hacer más para que se echen menos redes en las aguas continentales.
“Los gobiernos deben eliminar el incentivo de la sobrepesca”, dijo Sumaila a IPS desde West Point Grey, donde se encuentra esa universidad, cerca de Vancouver.
Además, consideró que “también deben mejorar la gestión nacional de la pesca e impulsar la gestión cooperativa regional del sector y hacer que la pesca ilegal no sea rentable”.
Los investigadores del Centro Africano de Estudios Estratégicos afirman que podría resultar difícil que los gobiernos africanos logren esto en un continente plagado de bajos ingresos y un próspero sector informal.
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Estimaciones de la OMC indican que las subvenciones a la pesca en el mundo ascienden a unos 35 000 millones de dólares anuales.
Citando datos de la FAO, la OMC afirma que las poblaciones de peces corren el riesgo de colapsar en muchas partes del mundo debido a la sobreexplotación. El cálculo es que 34 % de las poblaciones mundiales están sobreexplotadas, lo que significa que se explotan a un ritmo tal que la población de peces no puede reponerse.
La OMC critica lo que define como “falta de impulso político” en las dos últimas décadas para resolver las polémicas subvenciones a la pesca y proteger a los actores mundiales más pequeños.
Pero Alice Tipping, investigadora de comercio sostenible y subvenciones a la pesca del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD, en inglés) afirma que, a pesar de los retos y obstáculos de los últimos 20 años, las negociaciones son la única forma de avanzar es la acción colectiva entre los países de altos y bajos ingresos.
“Las negociaciones de la OMC suponen un reto tanto técnico como jurídico porque requieren la acción colectiva de los gobiernos, pero es claramente beneficioso que las normas se apliquen a nivel multilateral, de modo que todos tengan que contribuir a la solución”, dijo Tipping a IPS desde Ginebra.
Los expertos afirman que el estancamiento de dos décadas pone de manifiesto la escasa capacidad de negociación de los países africanos y de otros países de renta baja, ya que algunos países ricos insisten en quedar exentos de la perjudicial prohibición de las subvenciones y, al mismo tiempo, permiten que sus flotas pesqueras operen ilegalmente en las costas africanas.
En palabras de la directora general Okonjo-Iweala, las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca son ni más ni menos que una prueba de la credibilidad de la OMC como foro de negociación multinacional.
“Si esperamos otros 20 años, puede que no quede ninguna pesca marina que subvencionar ni comunidades pesqueras artesanales que apoyar”, advirtió.
El continente africano se encuentra en una encrucijada, ya que la Agenda 2063 de la Unión Africana describe la pesca como el futuro del continente, reconociendo el papel clave del sector como catalizador de la transformación socioeconómica.
Sin embargo, esto pone de manifiesto la dependencia del continente de la pesca cuando los investigadores presionan para que se descongestione y aumente la regulación de los pescadores artesanales.
“Gran parte de la pesca artesanal no se declara ni se regula, sobre todo porque las autoridades no disponen de medios suficientes para documentar y gestionar esas pesquerías”, dijo Beatrice Gómez, coordinadora de la Coalición para unos Acuerdos de Pesca Justos (CFFA, en inglés).
La CFFA es una plataforma de grupos europeos y africanos que sensibilizan sobre el impacto de los acuerdos UE-África en las comunidades pesqueras artesanales africanas.
“Sería mejor que las actividades de los pescadores artesanales estuvieran bien documentadas para mostrar su importancia real para los puestos de trabajo y la seguridad alimentaria, a fin de garantizar la sostenibilidad y el futuro a largo plazo”, dijo Gómez a IPS por correo electrónico.
A su juicio, “lo ideal es que la pesca artesanal sea cogestionada en colaboración con las comunidades pesqueras, pero se necesita dinero, tiempo y recursos humanos que los gobiernos (africanos) no tienen o no quieren dedicar a ello”.
El Banco Mundial afirma que la pesca aporta 24 000 millones de dólares a la economía africana, lo que la convierte en un enorme atractivo para los pobres.
T: MF / ED: EG – IPS