El presidente de Sudán, Omar al Bashir, pidió hoy a la oposición que ponga fin a las protestas que se producen desde mediados de diciembre, en la víspera de una gran marcha organizada por el partido Al Umma.
«Pedimos a la oposición que mantenga un diálogo serio y ponga fin a este clima», dijo Al Bashir durante un discurso ante el comité de Diálogo Nacional, en el que no participa la oposición.
El mandatario, que afronta la mayor oleada de protestas desde que llegó al poder en 1989, recalcó que «no hay camino para el cambio en Sudán si no es por medio de elecciones».
Asimismo, dijo que «las puertas están abiertas» a cualquier reforma de la ley electoral y aseguró que «muy pronto» se abrirán «conversaciones» para «ratificar una Constitución permanente», sin aclarar si pretende acometer una reforma de la Carta Magna de 2005 o redactar una nueva.
Horas antes de este pronunciamiento, el líder de la oposición de Sudán, Sadeq al Mahdi, pidió que Al Bashir renuncie y convoque una asamblea constituyente.
Al Mahdi, líder del partido islamista Al Umma, también instó a Al Bashir a liberar a los centenares de detenidos durante las manifestaciones antigubernamentales y a levantar el estado de emergencia, en vigor desde el pasado 22 de febrero.
El partido Al Umma ha convocado para mañana una manifestación en Jartum, que según los organizadores será multitudinaria, para pedirle al Ejército que «apoye al pueblo» contra Al Bashir, aunque desde el inicio de las protestas los militares han reiterado su apoyo al jefe de Estado.
Sudán es escenario de protestas contra Al Bashir desde el pasado 19 de diciembre, aunque han moderado su intensidad desde la entrada en vigor del estado de emergencia, que ha amparado el arresto y el enjuiciamiento de centenares de activistas.
Para calmar las protestas, Al Bashir ha realizado una serie de concesiones, entre ellas, ha renunciado a la presidencia del partido gubernamental y ha cesado a numerosos ministros y otros altos cargos.
Desde el comienzo de las manifestaciones, al menos 31 personas han muerto por la represión de las manifestaciones, según el último recuento oficial, mientras que los activistas y organizaciones de derechos humanos cifran en unos 50 los fallecidos.