“Estamos ante una nueva oleada progresista que incorpora a países como Perú, Chile y Colombia, países que en la primera ola eran una especie de barrera conservadora”, afirmó Álvaro García Linera, exvicepresidente de Bolivia, durante la clase magistral “La disputa en América Latina y el rol de los movimientos populares en el siglo XXI”, organizada por el Espacio Puebla en el marco de un ciclo de formación política.

El exvicepresidente hizo un recorrido por la actualidad latinoamericana y mundial para contextualizar el papel de la militancia en los procesos de transformación en la segunda ola del progresismo. En este sentido, García Linera retoma el concepto liminal para describir el actual momento político.

“Momento liminal es vivir en un tiempo que cierra algo aunque no se sabe bien lo que abre (…) se caracteriza por las múltiples crisis que atraviesa el mundo: la salud en contexto de pandemia, la crisis ambiental con el quiebre del metabolismo ser humano-naturaleza, y por supuesto la crisis económica, intensificada por la crisis de covid-19, América Latina decreció siete puntos, Europa seis puntos, EE.UU. siete puntos. Más allá de la cifra significa pobreza, millones de desempleados, empresas que cierran, angustia general en la familia”, agregó García Linera.

“Está claro que el neoliberalismo como modo de vida ya no despierta entusiasmo, ya no se presenta como la única narrativa”, precisó el ex vicepresidente de Bolivia que se refirió al cansancio en el que entró el consenso de la década de 1980 que dio lugar al neoliberalismo. “Entró en un proceso de declive. Quedan los fósiles que siguen hablando de libre mercado, globalización, pero está claro que ya no despiertan el entusiasmo ni la expectativa”, afirmó.

De acuerdo con García Linera, este cansancio hegemónico ya se visibilizaba en América Latina a inicios del siglo XXI cuando surge la primera oleada progresista que sitúa entre 1999 y 2014 y que tienen lugar durante los momentos liminales. “Es un tiempo en el que el viejo sentido común comienza a fisurarse, el viejo sentido común de la individualidad, de la competencia comienza a fisurarse y la gente abre su cerebro y espíritu a nuevos discursos”, explicó.

“América Latina fue el continente que dio el primer paso inicial en el desmoronamiento del consenso neoliberal. A inicios del siglo XXI irrumpe lo nacional popular. Se habló de que se trataba de un ciclo progresista, algo que emerge, que tiene su plenitud y que luego va a decaer para cerrar el ciclo. Y resulta que no, resulta que emergen gobiernos progresistas, algunos son derrotados, pero otra vez reemergen”, analiza el exvicepresidente boliviano que sitúa la primera oleada en un espacio temporal que va de 1999 a 2014, la contra-oleada de 2014 a 2019 y una nueva oleada que empieza en 2020 y que “incorpora a nuevos países: Perú, Chile, Colombia, países que en la primera oleada se habían mantenido como una especie de barrera conservadora”, precisó.

“Hoy estaríamos en la segunda oleada que se abrió con la victoria de López Obrador en México, Fernández en Argentina, la recuperación democrática frente al golpe en Bolivia, la victoria de Pedro Castillo en Perú, la victoria para la nueva constitución en Chile, la gran movilización social en Colombia es una segunda oleada”, explicó García Linera.

Para el exvicepresidente esta segunda oleada presenta características particulares. Por un lado, no es la repetición de la primera olaeada, en algunos casos se presenta como algo nuevo que no estuvo en la primera oleada progresista. “En los lugares donde el progresismo se presenta como continuación se llega al gobierno después de un repliegue y a diferencia de la primera oleada no llega con una movilización social.

Esto presente posibilidades y límites de lo que se puede hacer (…)los nuevos países que se incorporan a la nueva oleada sí lo hacen de la mano de grandes movilizaciones”, explica García Linera en referencia a los estallidos sociales en Chile y Colombia. “Donde las movilizaciones llevan a los cambios el horizonte está más abierto y lleno de oportunidades”, precisó.

Por otro lado, Linera caracteriza a la derecha de esta nueva oleada. “Es una derecha cada vez más radicalizada. En la década de 1980, 1990, 2000, no había porqué ser radical porque no había disputa de la narrativa y si las había eran minoritarias, había unidad de pensamiento, eso se rompió, no hay un horizonte compartido entre las elites políticas conservadoras”, señaló García Linera.

DEJA UNA RESPUESTA