Xan Pereira

Los trabajadores del transporte público de Holanda decidieron convocar un paro sectorial para el pasado martes. Reclamaban congelar la edad de jubilación en los 66 años, reformando el sistema de pensiones a cobrar tras el retiro. Tras algunas protestas concretas durante la primavera, la huelga del martes debía parar el país. Los trenes, los autobuses, los barcos y los tranvías. En respuesta a ello, los funcionarios de la ciudad de Ámsterdam se volvieron creativos y abrieron un túnel solo para automóviles a los ciclistas.

Si te estabas preguntando qué aspecto tiene una de las arterias principales de una gran ciudad tomada por las bicicletas, la imagen es espectacular:

El IJtunnel es una carretera subterránea de más de una milla que conecta el centro de Ámsterdam con el extremo norte de la ciudad. Con dos carriles que van en cada dirección, tiene un límite de velocidad establecido de 50 km y solo puede ser usado por los conductores que se desplazan por debajo de la vía navegable IJ que cruza la ciudad.

Los ciclistas pasean por uno de los carriles habilitados de camino a su trabajo o a sus quehaceres diarios. En la práctica, el cierre del túnel IJ a los vehículos motorizados lo convirtió en una autopista para bicicletas dejando una conclusión clara: cuando los coches desaparecen de una gran ciudad, en su lugar aparecen alternativas más saludables, más eficientes y más ecológicas.

Gentrificación, derecho a la ciudad y sostenibilidad urbana

El censo municipal de Ámsterdam contabiliza 880.000 bicicletas, lo que convierte a la ciudad en una de las más vehículos de este tipo tiene en relación a sus habitantes, y sus ciudadanos recorren dos millones de kilómetros diarios. Alrededor del 58% de los vecinos la utiliza para ir al trabajo o a la escuela. Es posible sobrevivir al coche.

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