Aznar el negacionista: “No se puede estar amenazando con el apocalipsis todos los días a cuenta del cambio climático”

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El “moderno escepticismo”, de acuerdo a Michael Shermer, editor de la revista trimestral sobre escepticismo científico Skeptic, “se materializa en el método científico, que involucra controlar los datos para formular y probar explicaciones naturales de un fenómeno natural. Una afirmación se hace factual cuando se confirma hasta tal punto que sería razonable para proveer un acuerdo temporal.”

Términos como “negación del calentamiento global” y “negación del cambio climático” han sido usados desde 2000 para describir oposiciones al consenso científico. De acuerdo con un memo estratégico, citado por el libro ‘The Heat Is On’ del periodista Ross Gelbspan, organizaciones como la Global Climate Coalition buscan influir en la percepción pública de la ciencia del cambio climático y “reposicionar el calentamiento global como una teoría, en lugar de un hecho”.

El expresidente del Gobierno José María Aznar se sube a este carro del negacionismo (del que nunca se había bajado) y ha cargado con dureza contra los movimientos que luchan contra el cambio climático, a los que considera “uno de los ejemplos más llamativos” de los “fenómenos radicales” que se plantean “como fenómenos alternativos a lo que significan las sociedades libres”.

En una entrevista en Expansión, Aznar sostiene que “de lo que se trata no es tanto de cómo podemos afrontar los efectos de un cambio climático o cómo podemos adaptarnos a ello sino cómo destrozamos las sociedades libres y cómo condenamos a millones de personas a la pobreza y a la desesperación, bajo la apariencia de luchar, equivocadamente, contra algo que se puede afrontar de otra manera más razonable”.

“Hay que recordar en los años setenta con el Club de Roma el dogma de fe del “crecimiento cero”, que en el mundo no podían vivir más de 2.000 millones de personas. No nos acordamos de las advertencias sobre el cambio climático en los ochenta, que decían que en el año 2000 se produciría una catástrofe climática en el mundo similar a la deflagración de varias bombas nucleares”, insiste en el citado diario económico.

En opinión de Aznar, “no se puede estar amenazando con el apocalipsis todos los días a cuenta del cambio climático”. El expresidente, uno de los grandes referentes y padrino político del líder del PP, Pablo Casado, cree que “se pueden tomar muchas medidas en favor del medio ambiente, pero no se puede decir, por ejemplo, que se acaba el petróleo o el gas de aquí a pasado mañana, porque estaríamos mandando a la pobreza a millones de personas en todo el mundo”.

Aznar insiste en que la lucha contra el cambio climático “no se puede convertir en un arma arrojadiza que lo que busca al final es acabar con las sociedades libres”. “Si me hablan de las energías renovables digo que muy bien, pero hay que financiarlo; si me dicen que el futuro está en cero emisiones, digo que muy bien, pero hay que hacerlo posible”, concluye.

Hechos irrefutables

El cambio climático es el mal de nuestro tiempo y sus consecuencias pueden ser devastadoras si no reducimos drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, los impactos del cambio climático ya son perceptibles y quedan puestos en evidencia por datos como:

  • El aumento de la temperatura global en 2016 fue de 1,1 grados, el mayor de la historia de la humanidad
  • La subida del nivel del mar
  • El progresivo deshielo de las masas glaciares, como el Ártico

Pero hoy también estamos viendo los impactos económicos y sociales, que serán cada vez más graves, como:

  • Daños en las cosechas y en la producción alimentaria
  • Las sequías
  • Los riesgos en la salud
  • Los fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas y huracanes
  • Mega-incendios

En los peores escenarios probables que los expertos reflejan, el aumento de temperatura podría llegar a los 4,8 ºC para final de siglo. El cambio climático es un problema global que alcanza una perspectiva ambiental, política, económica y social en la que las peores previsiones también implican enormes pérdidas económicas. Y es que cuanto más tardemos en actuar, mucho más elevadas serán las inversiones para la adaptación al aumento de la temperatura.

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