Burbujas de filtro y dietas informativas

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IMAGE: Sally Wynn - Pixabay (CC0)

Una interesante investigación llevada a cabo por el Reuters Institute y Oxford University incide en el efecto de herramientas como los agregadores, los motores de búsqueda y las redes sociales sobre la dieta informativa de las personas, y concluye que su uso tiende, en general, a generar fuentes más diversas que las que se obtienen cuando los usuarios simplemente acuden a las páginas de sus medios favoritos.

Una conclusión que, en principio, cuestionaría las conocidas teorías de Eli Pariser con respecto a la llamada «burbuja de filtro«, definida como «el estado de aislamiento intelectual que puede resultar de búsquedas personalizadas cuando el algoritmo de un sitio web adivina de forma selectiva qué información le gustaría ver a un usuario en función de la información que posee sobre él, como la ubicación, el comportamiento de clics anteriores y el historial de búsquedas». Según el estudio, aquellos usuarios que tienden a un comportamiento informativo más sofisticado, más allá de simplemente visitar periódicamente las páginas de los medios que le gustan, suelen mostrar dietas informativas más diversas y que reflejan puntos de vista más plurales.

Llevo más de dos décadas recomendando a generaciones de directivos el uso de herramientas específicas para informarse. A lo largo de esos años, mis consejos han ido evolucionando también: ahora tiendo a proponer un sistema en tres capas formado por un lector de feeds, un recomendador algorítmico y una red social, sujetos a unos protocolos de uso determinados, e incluso una incorporación que supera la dimensión del usuario y alcanza la escala corporativa, particularmente si se quiere incidir en el desarrollo de organizaciones con mayor tendencia a la innovación.

Mi experiencia previa es que la simple recomendación de herramientas no funcionan: en general, los usuarios tienden a probar las herramientas, pero en ausencia de protocolos de uso, las abandonan rápidamente y revierten a sus comportamientos legados, a la costumbre. Debemos tener en cuenta que en muchos casos, cuando el usuario no es incentivado para ello, no tiende de manera natural a buscar la diversidad en su dieta informativa, una conclusión que también puede derivarse del estudio antes citado. ¿Qué lleva a que muchos usuarios prueben las herramientas recomendadas y racionalicen perfectamente las razones para dicha recomendación, pero terminen abandonándolas al cabo de pocas semanas? Simplemente, la ausencia de protocolos de uso claramente establecidos.

¿Qué herramientas tiendo a recomendar y con qué protocolos? La respuesta, a pesar de que mi comportamiento habitual es el de probar nuevas herramientas de manera bastante frecuente, se mantiene invariable desde hace ya algunos años:

  • Lector de feeds: decididamente, Feedly. No encuentro ninguna otra herramienta comparable, tanto en estructura, como en mejora continua del producto, como en la cercanía de su equipo de desarrollo. ¿Qué hago con Feedly? Simplemente, elegir una serie de fuentes que no me quiero perder (aquí las mías, que serían claramente demasiadas para un usuario ajeno al mundo académico), y optar por una presentación común para todas y generalmente muy espartana para no perder tiempo (yo lo leo casi todo en la vista Title-Only o, como mucho, en Cards). Mi recomendación es comenzar incorporando a Feedly secciones de diarios y páginas de la temática que te interesa y a las que tengas acceso (otra ventaja del mundo académico, poder leer la inmensa mayoría de los medios bajo suscripción), obviamente tratando de mantener un equilibrio de perspectivas. A partir de ahí, comenzar a depurar en función de las estadísticas que la propia aplicación genera, es decir, de la frecuencia con la que cada publicación nos lleva a encontrar noticias que nos interesan, eliminando o incorporando fuentes con cierta regularidad. Es recomendable comenzar con pocas fuentes: la experiencia me dice que los usuarios más ambiciosos se ven muy pronto sobrepasados por el aluvión de noticias, y tienden al abandono. Fundamental recurrir con regularidad a la opción «Mark all as read – Older than one day» si no se quiere terminar con todos los contadores en cifras absurdas que nadie podría plantearse leer. Queremos una herramienta que nos ayude a leer más y mejor, no un instrumento de tortura.
  • Recomendador algorítmico: no he encontrado nada mejor que Refind. De hecho, funciona aún mejor cuando lo combinamos con Feedly. Tras crear la cuenta e incorporar (paso absolutamente fundamental para su uso) su botón en el navegador, se pasa a seleccionar las noticias que te parecido interesantes en Feedly o en otras fuentes a la «Reading List», y si tras leerlas te han parecido especialmente buenas, a «Made me smarter». Con los artículos que añades a tus colecciones (que permanecen almacenados y permiten una búsqueda posterior con una herramienta de búsqueda muy buena), Refind prepara una lista según tus preferencias de entre 5 y 20 noticias recomendadas algorítmicamente cada día, que te serán entregadas a la hora que decidas, y que se supone que serán, tras un breve período de depuración, noticias que no debes perderte sobre los temas que te interesan. El algoritmo de recomendación está especialmente bien trabajado, y se basa en temas, no en perspectivas, lo que hace que no se restrinja a una sola visión. Si quieres y ves que le estás extrayendo partido a Feedly, puedes excluir en Refind las fuentes que ya sigues allí porque asumes que ya las habrás visto pasar, o incluso entrar directamente en el algoritmo de Refind y asignar más o menos peso a tus temas. A partir de ahí, solo tienes que preocuparte de entrar todos los días, bien en el mensaje que te envía a tu bandeja de entrada o en la página como tal. En mi caso, mantengo las páginas de Feedly y de Refind siempre fijadas en mi navegador.
  • Red social: escoge una red social que no vayas a utilizar para seguir a amigos y conocidos, y «tunéala» para convertirla en una herramienta de lectura de noticias. La más habitual entre mis alumnos es LinkedIn, que ya en su diseño incorpora la recomendación de las noticias que los miembros de tu red están leyendo, pero a mí la que más me gusta es Twitter: deja de seguir a amigos, familia o conocidos (hay otras redes para eso), y ponte a seguir a personas que generan publicaciones interesantes en los temas que quieres seguir. Puedes utilizar la herramienta «Topics to follow« e ir escogiendo cuentas a partir de ella, o partir de algunos usuarios que sabes que comparten cosas que te interesan, y progresar a partir de sus listas. Usuarios, no medios. Si te planteas seguir a un medio en Twitter, lo estarás haciendo mal: el sitio de los medios es Feedly. El propósito de Twitter es añadir esa capa de recomendación de usuarios, ese «muchos ojos ven más que dos», esos temas que de otra manera podrían escapar de tu atención.
  • Difusión: la cuarta capa no es tanto para uso personal como corporativo, y la mejor herramienta que he encontrado para ello es Flipboard, pero no en su uso habitual de lectura, sino en el de publicación. Si te instalas su botón «Flip it« en el navegador y te acostumbras a utilizarlo cada vez que un artículo te resulta interesante, podrás generar una revista con ellos y compartirla con el resto de la organización: si das a otros usuarios permiso para añadir artículos y varios de ellos recomiendan la misma noticia, la herramienta se encarga de eliminar los duplicados. Estaréis generando una revista o radar corporativo en un formato muy agradable que permitirá que toda la organización pueda compartir fuentes y artículos, y alinearse en torno a temas comunes de interés, un auténtico alimento vital para procesos de innovación y de vigilancia competitiva.

Si con estas herramientas no consigues dar un impulso a tu dieta informativa, aprovechar mejor el tiempo que dedicas a informarte y ser capaz de extraerle más valor, será porque no quieres. Pero de nuevo: no se trata de abrir las cuentas, instalarte las herramientas y pensar que ya está, que ya has hecho lo que tenías que hacer: estar bien informado requiere voluntad, disciplina y creación de hábitos. Pero puedo asegurar, y no solo por mi experiencia, que vale verdaderamente la pena.


Enrique Dans

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