Núria González López
Abogada. Presidenta de L’Escola AC. Candidata a diputada de #Actúa


Con los ecos todavía del masivo 8M en los oídos, ayer mismo conocíamos la nueva propuesta “repobladora/antiabortista” de el líder salvador Pablo Casado consistente en “blindar” a las mujeres inmigrantes en España que dieran a sus hijos paridos aquí en adopción, inaugurando el low cost del mercado de los bebés comprados, donde ya no existe precio, sino ya te los cambian por la regularización necesaria para poder trabajar. Esas mujeres inmigrantes, víctimas de la pobreza, la desigualdad absoluta, la violencia y las mafias de trata de personas, se han convertido de repente con la ayuda de Casado, en las gallinas de los huevos de oro del sistema de prestaciones español. Esas mujeres, además de parir hijos e hijas de los que se van a desprender “altruistamente”, a cambio de un NIE, o si no, una expulsión, además de ayudar a revitalizar nuestra maltrecha natalidad, luego se pueden quedar en España, a cotizar en trabajos precarios para ayudar también a mantener nuestro deficitario sistema de pensiones, y a reponer la hucha del mismo que desapareció, literalmente, en los cercanos tiempos de Mariano Rajoy. Un chollo de inmigrantes, vaya.

En la concreción de dicha propuesta se esconde toda la perversidad del nuevo “contrato social” que se nos está proponiendo a las mujeres por parte de la derecha y ultraderecha, que ya son los mismos en España. Ese contrato consiste en comprar, disfrutar y, mandar para los hombres, y en parir, follar y callar para las mujeres. Pero que ninguna se equivoque, no es sólo una propuesta para las “pobres inmigrantes” o las mujeres con menos recursos; es un pack para todas, es un modelo social, donde nuestros hijos e hijas son mercancía, nuestro cuerpos objeto de disfrute y nuestra capacidad y fuerza de trabajo es rebajada a la precariedad pseudoesclavizada.

A esto le sumamos la nuevo invento del neolenguaje, el flamante y deslumbrante “feminismo liberal”, que es exactamente lo mismo que acabo de describir, sólo que explicado con palabras bonitas para que las mujeres “libres y empoderadas” como nosotras, no lo veamos tan mal y traguemos con el cuento de los vientres de alquiler “altruistas” o el maravilloso mito de la “puta feliz”, donde todas las mujeres prostituidas son violadas previo pago en un ejercicio absoluto y sublime de su libertad personal.

Así las cosas, cuando en plena campaña electoral se sueltan propuestas como estas y no se hunde el país de vergüenza, propia o ajena, a las mujeres sólo nos queda soltar las pancartas, coger los votos y tomar el poder que nos corresponde para desterrar la maldad que nos rodea.

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