Por Iria Bouzas
‘Corta a tiempo’ es la nueva campaña del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e igualdad para prevenir la violencia machista entre los jóvenes.
Con el lema «Corta a tiempo. El maltrato no llega de repente» se busca la detección temprana de los síntomas que pueden desembocar en una situación de maltrato y se recomienda a las jóvenes dejar estas relaciones tóxicas.
La duda que puede surgir con este tipo de campañas es el hecho de que toda la responsabilidad de gestionar una situación de violencia recaiga, una vez más, sobre la víctima de la misma.
Por supuesto, el alejamiento voluntario por parte de las víctimas de sus maltratadores puede parecer la situación más deseable pero existen muchísimos matices que parece que el Ministerio no ha tenido en cuenta una vez más.
Por un lado, es obvio que toda situación de maltrato existe obligatoriamente una relación de dependencia ya sea de tipo emocional o económico.
Llevamos demasiados años diciéndole a las víctimas que ante este tipo de situaciones tóxicas tienen que “salir corriendo”, sin pensar que es probable que en la mayoría de las ocasiones estas personas están de alguna manera, imposibilitadas para dejar a sus agresores.
La falta de empatía ante este hecho nos ha llevado a ver como en ocasiones ha existido incluso un reproche social a las víctimas de maltrato por “haber vuelto con sus maltratadores” o por haber “tenido hijos con ellos”
Por otro lado, cuando una víctima está dispuesta a abandonar a un agresor, debe existir un entorno seguro que le acoja, le proteja y le ayude a integrarse de nuevo en una sociedad de la que suelen estar aisladas y esto no siempre sucede. Por desgracia hemos visto muchos casos de abandono de un maltratador que han terminado en tragedia.
Cierto es que esta campaña intenta ir al momento previo a la situación de violencia pero aun así, es inaceptable que se vuelva a cargar toda la responsabilidad de solventar la situación sobre la parte más vulnerable de la misma.
Se echa de menos una visión más global en la que se implique al entorno familiar y social y sobre todo, donde se haga un reproche y una advertencia contundente al agresor.
Estamos en un país en el que a los niños acosados se les cambia de colegio y donde las mujeres maltratadas son las que salen de sus casas. Estamos creando una idea colectiva perversa en la que es la víctima y no el agresor el responsable de solucionar su situación de maltrato.
Algo falla cuando el propio Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e igualdad lleva a cabo así este tipo de campañas.