Alyssa, de 13 años y que vive en la ciudad de Leicester, fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda en mayo de 2021. Su cáncer era muy agresivo y la quimioterapia e incluso un trasplante de médula ósea no habían funcionado como tratamiento.
Por ello, los médicos decidieron aplicar una nueva terapia revolucionaria con la que lograron remitir la enfermedad, que ahora es indetectable en el organismo de Alyssa, seis meses después de iniciado el tratamiento. No obstante, la niña continúa bajo evaluación médica por si el cáncer regresa.
Los médicos del hospital Great Ormond Street en Londres, Reino Unido, utilizaron una técnica llamada “edición de bases”, que fue inventada hace apenas seis años, con el fin de crear, gracias a la ingeniería biológica, un nuevo “medicamento vivo”.
La remisión del cáncer de Alyssa hubiera sido impensable hace un par de años y fue posible gracias a los increíbles avances en el campo de la genética que se han logrado últimamente.
Las células T están en el cuerpo para cuidarlo de posibles enfermedades, pero en el caso de Alyssa, estas células se habían convertido en una amenaza y estaban creciendo sin control. Lo que hicieron los doctores fue usar esta técnica revolucionaria para diseñar o editar una nueva célula T que fuera capaz de cazar y matar las células cancerígenas que la estaban matando.
El proceso comenzó con unas células T saludables donadas por una personas y después se hicieron ediciones en tres bases que consistieron en lo siguiente:
• La edición de la primera base deshabilitó el mecanismo de las células T para que no atacaran el cuerpo de Alyssa.
• La segunda edición eliminó una marca química, llamada CD7, que se encuentra en todas las células T, con el fin de proteger a las células que fueron donadas.
• La tercera edición fue una capa de invisibilidad con el fin de que fueran resistentes a los medicamentos de la quimioterapia.
Y la etapa final de esta modificación genética fue instruir a las células T de cazar a cualquier trazo que tuviera la marca química de CD7, incluida las cancerígenas, una vez ingresaran en el organismo de Alyssa.
Si la terapia funcionaba, el sistema inmune de Alyssa, incluyendo las células T, sería restablecido con un segundo trasplante de médula ósea.
En cuanto pusieron este hecho en conocimiento de la familia, Alyssa fue la que tomó la decisión de ser la primera persona en someterse a este tratamiento experimental en mayo de este año, aunque no fue un camino de rosas.
Alyssa sufrió una infección tras quedar muy vulnerable, ya que las células modificadas atacaron tanto a las células T cancerosas de su cuerpo como a las que la protegen de las enfermedades. Sin embargo, un mes después, Alyssa estaba en remisión y más tarde recibió un segundo trasplante de médula ósea para regenerar su sistema inmunológico que hizo que permaneciese 16 semanas ingresada en el hospital.
En la revisión que se hizo a los tres meses de la terapia se encontraron signos de cáncer nuevamente, pero los dos últimos análisis no han mostrado rastro de la enfermedad.
La familia espera que el cáncer nunca regrese, pero ya están agradecidos por el nuevo tiempo que el tratamiento les ha dado.
Aunque la mayoría de los niños con leucemia responden a los tratamientos tradicionales, se estima que hasta una docena de menores al año podrían beneficiarse de esta terapia.
Alyssa es solo la primera de diez personas a las que se les administra este “medicamento vivo” como parte de un ensayo clínico.