Llevo varios días recibiendo insultos en las redes sociales. No sé si hay algún motivo que justifique eso de ir por ahí insultando sin más a la gente, pero por si les interesa mucho, en mi caso concreto los insultos han venido a raíz de expresar que estoy cansada de la opresión que ejercen sobre las mujeres los cánones de belleza.
Cosa que, por cierto, he puesto por escrito en innumerables artículos y jamás había tenido este tipo de reacción. He de presuponer que las hordas de seres enfurruñados que me han insultado no son asiduos a leer mis columnas. Quizás debería plantearme publicar una versión más ligerita con menos palabras a ver si así les engancho como lectores habituales.
Me encontrado pues a cientos de señores, y tristemente también a algunas señoras, que han venido raudos y veloces, a dejarme claro lo fea que soy, el asco que les doy y lo imposibilitada que me encuentro de que ningún otro ser humano quiera mantener relaciones sexuales conmigo.
Me ha resultado muy interesante la experiencia porque me ha hecho pensar mucho. He leído atentamente cada uno de sus comentarios y les quedo muy agradecida a todos los participantes en el acoso de estos días por la reflexión que me han llevado a hacer y con ello, el material que me han proporcionado para escribir este artículo.
Me da la sensación de que algunas sociedades humanas funcionamos como los cangrejos. No sé si se habrán fijado alguna vez, pero no es necesario poner tapas en los cubos cuando uno va a coger cangrejos. Simplemente los echas allí dentro y cuando algún espíritu aventurero decide que quiere salir trepando del cubo, el resto de los cangrejos se encargan de impedirlo pinchando con sus pinzas las patas del escapista.
Debe ser fácil ejercer el poder despótico en una sociedad cangrejil como la nuestra. No necesitas ejercer en exceso ni la fuerza ni la coacción para mantener a las personas sometidas. Ellos mismos se encargan de maltratar a cualquiera que decida moverse un poco o sacar la cabeza del cubo de mierda este en el que estamos todos metidos intentando convivir.
El único sentido que le veo a la virulencia de los ataques que se reciben a diario en redes sociales es que, los que quieren el poder, se han rodeado de una turba de cangrejos bastante tontos que les están haciendo el trabajo sucio.
Esto se puede aplicar a casi todo lo que ocurre en la realidad política y económica de España.
Los poderosos están jugando al baile de las sillas. Unos se matan por mantenerse donde están y otros por hacerles a un lado para sentarse ellos. Y todos, alimentan el espíritu de bandos para mantener a los ciudadanos peleándose los unos contra los otros evitando así que les molesten mientras ellos están luchando por sus propios objetivos.
Ya avisaba en su día el grandísimo grupo vigués Golpes Bajos de que eran “malos tiempos para la lírica”.
Va a ser difícil encontrar la poesía entre tanta mierda, pero para ser sincera, los buenos tiempos están hechos para los espíritus mediocres y los malos para los inquietos que prefieren cualquier cosa antes que soportar el aburrimiento.
Y la impresión que da todo esto es que tenemos entretenimiento para un buen rato. Por mi parte voy a ver si escribo algún otro tuit donde exprese algo que piense. Ya se sabe que el pensamiento ofende mucho a una parte de la población y no estaría de más algo de material extra para un par de artículos que tengo pendientes de escribir.
Mas que cangrejos veo avestruces, cabeza escondida para no ver y culo al aire. También veo borregos camino del matadero… Veo machos, machitos y marimachos, sumisas al macho y sumisos al poder. Eres fea por no ser una princesa? No, eres fea por no ser avestruz o borrego.