Carta de Petro a Trump: la dignidad latinoamericana frente al imperialismo

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Gustavo Petro desafía a Donald Trump: la resistencia histórica de Colombia contra la opresión.

En una carta abierta cargada de simbolismo histórico y político, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanza un mensaje directo al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Sin medias tintas, Petro deja claro que Colombia no tolerará la injerencia de quienes representan los intereses del esclavismo, el colonialismo y el neoliberalismo. “No quiero esclavistas al lado de Colombia, ya tuvimos muchos y nos liberamos”, subraya en un texto que recuerda las luchas históricas por la soberanía de América Latina.

El contenido de la carta refleja un rechazo absoluto al modelo extractivista y militarista promovido por Estados Unidos bajo el liderazgo de Trump. Petro señala que el petróleo, motor de la economía global, está destruyendo el planeta debido a la codicia de las élites económicas, una codicia que también ha empobrecido a millones de trabajadores y trabajadoras en el sur global.

Además, el presidente colombiano se posiciona como un líder que no olvida las raíces de su pueblo. Invoca la memoria de figuras como Simón Bolívar y Jorge Eliécer Gaitán, emblemas de la resistencia anticolonial y de la lucha por la justicia social. Petro se sitúa en esta tradición de líderes que, en sus palabras, “mueren en su ley”, resistiendo presiones internas y externas con la convicción de que la soberanía no es negociable.

COLOMBIA ABRE SUS BRAZOS AL MUNDO

La carta no solo es un desafío a Trump, sino una declaración de principios para el futuro de Colombia en el escenario internacional. Petro afirma que su país deja de mirar exclusivamente al norte y amplía su horizonte al mundo entero. Esto implica romper con la dependencia económica y política de Estados Unidos, que durante décadas ha condicionado el desarrollo de la región a través de tratados desiguales, bloqueos y la imposición de aranceles.

El presidente denuncia el doble rasero de las políticas comerciales estadounidenses, como el arancel del 50% que afecta los productos colombianos, y anuncia medidas recíprocas en defensa de la producción nacional. Petro hace un llamado a las y los colombianos para recuperar el control de su economía, apostando por cultivos autóctonos como el maíz, un símbolo de la resistencia cultural y económica frente a la globalización impuesta.

En un gesto de reivindicación histórica, Petro recuerda que Colombia alberga el primer territorio libre de América, mucho antes de que Estados Unidos proclamara su independencia. Rescata las raíces africanas, indígenas y mediterráneas que han moldeado la identidad del país, dejando claro que esta diversidad es una fortaleza frente a quienes pretenden imponer una visión monocultural y extractiva.

UNA LECCIÓN DE DIGNIDAD

La carta de Petro no es solo una crítica a Trump, sino una afirmación de que América Latina sigue siendo un bastión de dignidad frente a las potencias hegemónicas. “Colombia es el corazón del mundo y usted no lo entendió”, escribe Petro, con una contundencia que trasciende la retórica y se convierte en una declaración de principios para toda la región.

La resistencia que simboliza esta misiva no se limita a las palabras; es un recordatorio de que las luchas por la soberanía, la libertad y la justicia social son tan necesarias hoy como lo fueron en los tiempos de Bolívar. Colombia, según Petro, está preparada para asumir su lugar en el mundo como constructora de libertad y humanidad, lejos de las cadenas del imperialismo.

“Nosotros no estrechamos la mano de esclavistas”, concluye Petro, dejando claro que la dignidad de América Latina no está en venta.

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