Por André Abeledo

Lo que está ocurriendo en Cataluña no es una Huelga General porque no defiende unas reivindicaciones laborales.

Es algo más importante, es una Huelga Política, “Un paro de País”.

Es un “paro general” en protesta a la represión vivida el 1.O.

Los medios de desinformación tratan de confundir a la opinión pública y desacreditar una protesta tan legítima como histórica y muchos trabajadores y trabajadoras caen de cabeza en el engaño.

Para eso el Gobierno cuenta con una ayuda inestimable, las cúpulas sindicales a nivel Estatal de CCOO y UGT. El hecho de se hallan desmarcado es una vergüenza más, un ridículo al que ya nos tienen acostumbrados.

Bien es cierto que en Catalunya CCOO y UGT apoyan este paro político, este “Paro País”, al contrario de lo que hacen a nivel Estatal.

En el Estado español en los últimos años hubiésemos necesitado de una “huelga política” para tumbar a gobiernos que mordían la yugular de la clase trabajadora, las reformas laborales, la pérdida de derechos, los recortes en sanidad y educación, las pensiones, la ley Mordaza, hubiesen necesitado de huelgas políticas contra el PP, pero las “cúpulas” sindicales de CCOO y de UGT tienen otros intereses.

Es importante el contexto y el concepto. Por ejemplo: la lucha por mejorar salarios es claramente laboral, la lucha por tumbar a un gobierno antiobrero es claramente política.

Bien es cierto que casi todo en la vida es política, el precio del agua, de la energía, de la vivienda, del pan, el modelo de la sanidad y de la educación dependen de decisiones políticas.

Pero el enfoque parcial o sectorial de la lucha la debilita intencionadamente desde un punto de vista político de transformación de la sociedad.

Ver a una parte de la supuesta izquierda defender la Constitución Monárquica como palabra de Dios transmitida por inspiración divina se hace duro.

Es sorprendente ver como los medios de comunicación son capaces de transformar la realidad e influir sobre la clase trabajadora española.

Rajoy ha dicho que somos un ejemplo para el mundo, lo que no dice es que somos el ejemplo de lo que no se puede hacer en democracia.

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