Catalunya decide su futuro. Terminan así meses de incertidumbre acerca de la propia celebración de las elecciones, a causa de la pandemia. Terminan semanas de encuestas que han presentado datos dispares y una realidad común: la existencia de una gran variedad de opciones con posibilidades reales de entrar en el Parlament, lo que hace que el número de indecisos sea todavía mayor que en otras ocasiones.
A lo largo del día se facilitarán datos de participación en varias ocasiones, que serán un primer indicio (del que no habrá que fiarse del todo, porque tenemos muchas experiencias contradictorias al respecto) de por dónde irán las cosas.
Luego, a las ocho en punto llegarán las emociones fuertes, con la difusión de los tradicionales sondeos de última hora. Pocos minutos después los datos comenzarán a llegar, primero a cuentagotas y más tarde con rapidez.
Sobre las once de la noche tendremos ya una idea casi definitiva de cuál será el resultado final, aunque, si las urnas están apretadas, puede que aún quede algún escaño en el aire y que sea decisivo. Si es así, habrá que esperar un poco más, pero en cualquier caso nos iremos a dormir, casi seguro, sabiendo quién y cómo es el ganador.