Desde hace más de cinco décadas, la industria de los combustibles fósiles ha utilizado estrategias y argumentos diseñados para socavar las energías renovables y los vehículos eléctricos. El Instituto Estadounidense del Petróleo (API, por sus siglas en inglés), junto con otras asociaciones como FuelsEurope y Fuels Industry UK, han sido piezas clave en este juego de manipulación y desinformación. Un reciente informe del centro de investigación británico InfluenceMap ha desvelado las tácticas empleadas por estos grupos de presión para mantener su lucrativo negocio a costa del futuro del planeta.
Desde 1967, API ha estado difundiendo pronósticos que minimizan las ventajas de los automóviles eléctricos y las energías renovables. Un ejemplo claro es su predicción ante el Congreso de Estados Unidos en la que afirmaba que para cuando los automóviles eléctricos fueran comercialmente viables, los motores de combustión interna ya habrían resuelto sus problemas de contaminación. Esta afirmación no solo fue errónea, sino que formó parte de una estrategia deliberada para proteger los intereses de las grandes petroleras.
Los documentos analizados por InfluenceMap muestran tres grupos de argumentos recurrentes. El primero de ellos es el escepticismo sobre las soluciones alternativas. Estas asociaciones han minimizado sistemáticamente el impacto potencial y la viabilidad de las energías renovables y los vehículos eléctricos, sembrando dudas sobre su eficacia y destacando los desafíos y las incertidumbres. Este enfoque no solo ha frenado el progreso, sino que ha creado una narrativa falsa sobre la inviabilidad de estas alternativas.
El segundo argumento es la defensa de la «neutralidad» de las políticas. Bajo el pretexto de que las administraciones no deben imponer tecnologías específicas, estos grupos se oponen a políticas que promueven alternativas a los combustibles fósiles. Promueven la elección del consumidor y las soluciones de mercado, mientras rechazan cualquier intervención gubernamental significativa. Esta táctica busca mantener el dominio de los combustibles fósiles en el mercado energético.
Por último, estas asociaciones han sembrado dudas sobre la seguridad energética y el acceso equitativo a las energías renovables. Presentan los combustibles fósiles como esenciales para garantizar un suministro energético seguro y asequible, mientras que describen la transición a las energías alternativas como un riesgo significativo. Esta narrativa juega con el miedo y la incertidumbre, protegiendo los intereses de la industria fósil a expensas de la seguridad energética global.
El análisis de documentos y discursos revela cómo asociaciones como API, FuelsEurope y Fuels Industry UK han obstaculizado sistemáticamente la transición energética. Sus tácticas incluyen escepticismo sobre soluciones alternativas, defensa de la neutralidad política y alarmismo sobre la seguridad energética.
El argumentario del lobby petrolero choca frontalmente con la ciencia. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha sido claro en sus informes: la electrificación de los vehículos ligeros y la transición a un sistema energético basado en las energías renovables son cruciales para combatir el calentamiento global. La ciencia subraya que estas medidas no solo mejoran el acceso a la energía y la diversidad, sino que también aumentan la seguridad y la resiliencia del sistema energético.
El análisis de InfluenceMap, dirigido por Tom Holen, pone de manifiesto la profundidad y la persistencia de la oposición de estas asociaciones a las energías renovables y los vehículos eléctricos. Holen y su equipo revisaron una cincuentena de documentos e intervenciones, descubriendo un patrón claro de manipulación y desinformación. Estas tácticas no se limitan a Estados Unidos y Europa, sino que es probable que se extiendan a otras regiones del mundo.
El informe también señala que no está claro cuál de los tres grupos de argumentos ha sido más efectivo, ya que han sido utilizados de manera complementaria. Por ejemplo, minimizar la viabilidad de las energías renovables se combina con resaltar los riesgos para la seguridad energética. Esta estrategia multifacética ha permitido a la industria fósil mantener su influencia y retrasar significativamente la transición energética.
Desde 1967, las grandes petroleras han empleado argumentos diseñados para mantener el dominio de los combustibles fósiles. Un informe expone cómo estas tácticas han frenado la adopción de energías renovables y vehículos eléctricos, en clara oposición a las recomendaciones científicas.
La efectividad del lobby petrolero en su oposición a las alternativas a los combustibles fósiles es innegable. La transición hacia las energías renovables y los vehículos eléctricos ha sido lenta, y la influencia de estos grupos de presión ha jugado un papel crucial en este retraso. Según el informe de InfluenceMap, esta oposición estratégica ha ayudado a mantener el statu quo, beneficiando a las grandes petroleras a costa del medio ambiente y la salud pública.
En resumen, el informe de InfluenceMap pone al descubierto las tácticas engañosas del lobby petrolero que, durante más de 50 años, ha obstaculizado el desarrollo de las energías renovables y los vehículos eléctricos. Es imperativo que los gobiernos y la sociedad civil reconozcan y desafíen estas estrategias, priorizando la transición hacia un futuro energético más limpio y sostenible. La emergencia climática requiere acciones decididas y la desmantelación de los obstáculos que las grandes petroleras han puesto en el camino. La lucha contra el cambio climático y por la justicia energética no puede permitir que estos intereses particulares sigan dictando el rumbo del planeta.
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