La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha dictado sentencia imponiendo penas de entre ocho y diez meses de cárcel a cinco sargentos del Ejército de Tierra en España, por someter a humillaciones constantes a otro sargento hasta llevarlo a una profunda depresión.
Estas acciones incluían actos de desprecio durante eventos, insultos como “putita del brigada”, “comepollas del brigada” y “rata”, así como el aislamiento y burlas en su presencia.
El motivo de este acoso fue la buena relación que el sargento Daniel M. G. mantenía con el brigada del regimiento, quien en alguna ocasión le había otorgado un puesto codiciado por los demás. A su vez, el brigada también era objeto de desagrado por parte de los condenados, quienes también lo llamaban “rata” a sus espaldas.
Los cinco sargentos, en connivencia, dirigieron su hostigamiento hacia Daniel M. G. sin ninguna consideración. Frases como “En el fondo te quiero, pero muy en el fondo. Si me cayeras mal, ten por seguro que ya lo sabrías” y “Voy a conseguir que te echen del Ejército” son solo ejemplos de las ofensas lanzadas por sus colegas.
Estos actos se llevaron a cabo entre 2015 y 2017, cuando acordaron ignorar y aislar a Daniel en cualquier situación donde coincidieran con él, incluso realizando bromas para desacreditarlo frente a la tropa.
El Tribunal Supremo destacó un incidente específico para ilustrar las humillaciones sufridas: “En la semana del 8 al 12 de diciembre de 2015, un grupo de efectivos de la unidad se desplazó a Segovia con el sargento Daniel como jefe del simulador de instrucción, responsable del grupo, y con el brigada como jefe de la expedición”.
El simulador, ubicado en la Academia de Artillería de Segovia, es utilizado por los militares para realizar ejercicios de instrucción y evaluación que duran una semana. En esta ocasión, el brigada también se trasladó a Segovia para apoyar a Daniel y asegurarse de que “la gente se tomara esa semana en serio y se limitara a trabajar”, según se establece en la sentencia.
A los otros sargentos les molestó que el brigada hubiera designado a Daniel M. G. como jefe del simulador, a pesar de no ser el de mayor antigüedad entre los sargentos y suboficiales.
Durante su estancia en Segovia, uno de los sargentos propuso a Daniel que comprimieran las prácticas y evaluaciones entre el lunes y el jueves, en lugar de realizar la evaluación habitualmente los viernes.
El objetivo era tener la noche del jueves libre para salir de copas sin la presión de ser evaluados al día siguiente. Sin embargo, Daniel se negó argumentando que habían ido a Segovia “a trabajar”. Esta conversación se reprodujo durante una cena en el hotel donde se alojaban, en presencia del brigada y otros mandos, y Daniel defendió firmemente su postura.
En la cena, el sargento que solicitaba cambiar el programa afirmó que era lo suficientemente responsable como para salir de fiesta el jueves por la noche y estar en el trabajo el viernes por la mañana sin problemas. Sin embargo, Daniel M. le respondió que eso era exactamente lo que otro suboficial (sargento) había dicho en una ocasión anterior, cuando al día siguiente de beber demasiado solicitó el día libre debido a la resaca.
Este comentario, hecho frente a los jefes, molestó enormemente a los demás sargentos, especialmente al aludido. El suboficial que apoyaba la idea de salir de fiesta el jueves se levantó de la cena al escuchar ese comentario y se marchó. “Me molesta que se hable mal de compañeros que no están presentes”, se justificó. Después de él, los demás sargentos de la camarilla también se levantaron y se fueron.
El 12 de diciembre, primer día en Segovia, era el cumpleaños del brigada. El único que lo felicitó fue el sargento Daniel M. G. Uno de los sargentos lo encontró junto a él después de enterarse de que le había felicitado al brigada, y le soltó: “¿Te has hartado de comer pastelpolla?”, “eres un gilipollas”.
Posteriormente, los vacíos e insultos constantes se intensificaron hacia él. El 31 de diciembre de 2015, cuando el grupo se felicitaba el año a través de un grupo de WhatsApp, uno de los condenados le dijo a Daniel M.S.: “Cállate ya, retrasado”. Daniel le contestó: “Y tú un mongolo”. Acto seguido, otro de los suboficiales envió un audio burlándose de Daniel: “Que nooo, hombreee, que te queremos mucho”. Daniel abandonó el grupo.
En los meses siguientes, las burlas e insultos continuaron. Siempre que Daniel se acercaba a una zona donde estaban los demás, algún suboficial, incluyendo una sargento, decía en voz alta mientras lo ignoraban: “Esto se está llenando de ratas”.
Daniel M.G. tuvo que darse de baja por razones psiquiátricas, ya que los insultos continuaron en el tiempo hasta que Daniel M.S. afirmó que ya no podía soportarlo más.
Los sargentos han sido condenados por un delito consumado contra el ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas de los militares, según el artículo 50 del Código Penal Militar, por atentar gravemente contra la dignidad personal o laboral de militares del mismo rango en instalaciones de las Fuerzas Armadas o relacionadas con ellas y con publicidad.
Según la sentencia, “cuando estas conductas se llevan a cabo de manera constante, sistemática y permanente, de forma que provoca en quien las padece una perturbación grave en su bienestar, causándole sentimientos de vejación, humillación y cosificación y un deterioro anímico, se produce un atentado grave a la dignidad de la persona previsto en el tipo aplicado”.