Por Sergio G. Espino
Hoy, el éxito de Marine Le Pen parece estar asegurado, acaricia el poder, varias alcaldías importantes, 23 eurodiputados y unos pòcos diputados más en los distintos departamentos franceses (lo equivalente a las provincias), el FN es una fuerza decisiva que tiene poder y acaricia la posibilidad de tener más, aún sin ser mayoritario.
Sin embargo, hasta 2010, cuando Marine sucedió a su padre, Jean-Marie Le Pen, al frente del FN, se hizo una operación photoshop para cambiar por completo la imagen del partido. Hasta 2010 el FN era un partido abiertamente antisemita, racista, xenófobo. En los 80 era visto como una congregación de antiguos colaboracionistas con los nazis, excombatientes de Argelia y antisemitas irredentos. En 1983 consiguió su primera alcaldía, Dreux. En su momento, fueron periodistas expectantes de ver como un partido de Extrema Derecha, que se creía extinguida de Europa Occidental, gobernaba por primera vez en un pueblo de Francia. Según una periodista del momento, el FN era ‘Francia sin sus hipocresías civilizadoras’.
En la parte norte, el mensaje es el descontento por los ‘daños de la globalización’: paro, pobreza, desempleo, etcétera… En la parte sur, en la Costa Azul, el FN ya tenía adeptos desde los años 70 debido a que era el partido más apoyado por los ‘Pieds Noirs’, los Franceses que vivían en Argelia y que tuvieron que huir forzosamente tras la Independencia Argelina de 1962. El sentimiento de abandono por parte de las autoridades francesas y la nostalgia por la colonia convirtieron a una parte de ellos en una clientela fiel del partido de los Le Pen.
Actualmente, es el lenguaje obrerista, la apelación a las clases medias empobrecidas por la Crisis de 2009 y las promesas de una mayor estatalización, de más participación del Estado en la vida de las personas, de otorgar más ayudas a la gente lo que hace que antiguos militantes socialistas y comunistas acaben militando en este partido de extrema derecha. Sus militantes y políticos rechazan este calificativo, lo ven peyorativo. Se definen de centro, patriotas franceses o de centro-derecha, pero no se consideran extremistas.
De hecho, la clave principal no es el rechazo la inmigración, como si lo fue antes. Famoso fue su lema de 1983 “Un millón de parados son un millón de inmigrantes en exceso. Francia y los franceses, primero”, pero este ya no es el motor ideológico del FN. Son las consecuencias de la Crisis de 2009, la progresiva des-industrialización de las provincias francesas y el olvido de la periferia Francesa frente al auge y a la competitividad de París y las grandes ciudades lo que hace que la gente vote al FN. Un sentimiento de hartazgo y un problema de fractura territorial, como define el geógrafo Christophe Guilluy, por el olvido de las grandes urbes a las provincias periféricas y rurales. Tanto en lo social como en lo económico.
Guilluy indica que el FN, con argumentos parecidos a los de la Izquierda clásica, defiende “un modelo económico alternativo, basado en el proteccionismo, la relocalización [en vez de la deslocalización de las empresas] y el mantenimiento de un estado fuerte”. Esto cala en lugares como Alsacia y Lorena, donde muchas empresas han sido deslocalizadas y trasladadas a otros países para producir con mano de obra más barata, o en las periferias de las grandes urbes, donde cada vez hay menos trabajo, menos fábricas, más paro, y las clases populares no creen en las izquierdas o dicen sufrir la marginación de los partidos de izquierdas. Esto, mezclado con las tensiones hacia los inmigrantes que no se integran, que no contra todos los inmigrantes, sería el programa del FN resumido.
Marine Le Pen e ha situado segunda en las Elecciones Presidenciales Francesas, con el 21% de los votos, solo superada por Emmanuel Macron, de la coalición centrista En Marche!, con el 23% de los votos. Sin embargo, hasta hace 2 semanas lideraba las encuestas. ¿Será Macron capaz de parar a Le Pen? El porcentaje de apoyo al FN es muy alto comparado con los resultados efectivos a favor del partido de Le Pen. El sistema francés a dos vueltas es una barrera aún complicada de franquear para el FN, diseñada para dos partidos mayoritarios, como Les Republicains y Parti Socialiste.
La primera vez que el FN gobernó fue en 1983, en Dreux, gracias a una coalición con el RPR (actualmente Les Republicains, el partido de Chirac, Sarkozy y Fillon). Sin embargo, cuando en la segunda vuelta el FN no tiene aliados (la gran mayoría de las veces), todos los candidatos se alían en torno al rival del FN para parar los pies a la extrema derecha. Ya pasó en las presidenciales de 2002, cuando el FN, encarnado en Jean-Marie Le Pen, dio la sorpresa, convirtiéndose en el segundo partido más votado en la primera vuelta, pero claro perdedor en la segunda, en la que todos los partidos se aliaron con Chirac. También ha pasado en las Municipales de 2014, donde el FN estuvo a punto de obtener Avignon, pero perdió en la segunda vuelta frente al Parti Socialiste.