El 13 de noviembre de 2002, el petrolero Prestige, cargado con 77.000 toneladas de fuel, se hundió frente a las costas de Galicia ocasionando un vertido de crudo que provocó uno de los mayores desastres ecológicos de la historia de España. El accidente afectó a 2.000 kilómetros de costa española, francesa y portuguesa.
El episodio tuvo una especial incidencia en Galicia, dónde causó además de una crisis política una importante controversia en la opinión pública. Cuando están a punto de cumplirse 20 años de esa catástrofe, no parece existir demasiado interés en saber más sobre los efectos que aún hoy puede tener aquel accidente y todavía reina un gran desconocimiento al respecto.
Apenas dos años después del accidente del Prestige, la periodista Mariola Cubells se puso a escribir su segundo libro: “Mentiras en directo, la historia secreta de los telediarios”.
Como ella misma relata, “recordé aquellos tiempos en los que me senté a charlar con periodistas gallegos. Todos ellos me ayudaron a componer y publicar después un relato desolador sobre lo que hicieron y no hicieron las televisiones públicas TVG y TVE, ambas gobernadas por un poderosísimo PP que, ahora lo sabemos, quiso tapar el fuel y vendernos playas esplendorosas”.
En el programa “Salvados”, Gonzo nos ha refrescado la memoria con un especial y demoledor documental, en el que ha hablado con protagonistas que estuvieron de lleno en la gestión de la crisis.
El actor Luis Tosar aseguró que tenía la certeza de que se estaba manipulando a la población y recuerda que el Gobierno de Aznar ya había dado “señales de su forma de actuar”.
Según Cubells, el resto de gallegos tardaron más que Tosar en tener las certezas, pero las tuvieron. Por su parte, la TVG y TVE, ensuciaron más aún el panorama mintiendo, ocultando y tergiversando durante aquellos días.
La periodista quedó para cenar con un amigo periodista de TVG, muy crítico con la cadena, quien consiguió que diversos cargos de la cadena, que eran sus colegas, acudieran a la cita. También algunos periodistas de base, cámaras, realizadores y algunos presentadores.
Una de las presentadoras de aquel momento, y uno de los editores, le contaron cómo recordaban las órdenes exactas que se recibieron aquellos días. A través del pinganillo le decían a todos que no debían decir “marea negra” ni “catástrofe ecológica”.
Sin embargo, “La Voz de Galicia”, aunque no había sido muy crítica al principio, dio la alerta y sacó en portada una foto de las playas.
Algunos de los periodistas más críticos echaron en cara a otros jefes su poca resistencia y uno de ellos recordó cómo uno de los subdirectores había citado a los editores al despacho para comentarles lo de la foto de “La Voz de Galicia”. Uno de los jefes señaló que estaban perdiendo lectores.
A partir de ahí, los jefes comenzaron a insultar a los cámaras y a los redactores y les decían que no podían exponerse y que debían buscar un lugar apartado. Comenzaron a buscar “gente fiable” para cubrir la noticia y advirtieron al equipo que en lugar de “marea negra” dijesen “vertido”, “manchas de fuel” o “galletas de fuel”.
Pero las noticias llegaban de medios internacionales y las cosas en la cadena se pusieron más feas con el paso de los días. Los editores ya no acudían a las reuniones de contenidos, el equipo de dirección era cada vez más reducido, y a los profesionales más críticos, que aún no habían sido arrinconados ya, se los eclipsó definitivamente, le contó uno de los responsables de los informativos a Mariola Cubells.
Además, cualquier excusa era buena para hacer el informativo o un directo desde cualquier lugar menos desde las playas arrasadas por el Prestige. Los gallegos veían los informativos en la TVG y luego iban a las playas con petróleo y veían que algo no cuadraba.
Así que, poco a poco, salieron a la calle, se manifestaron, y comenzaron a protestar ante los profesionales de la cadena pública que acudían a cubrir las noticias relacionadas con la catástrofe. De ahí que cada vez se hicieran menos directos.
Muy molesto, el colegio de periodistas de Galicia denuncio el apagón informativo y pidió la dimisión del director general de la TVG, Francisco Campos, y de todo el equipo directivo y solicitó el amparo del defensor del pueblo. Trabajadores del centro territorial de TVE se unieron a la queja.
Algunos incluso tuvieron que salir en defensa de compañeros ante las enojadas respuestas de marineros y mariscadores que pedían a gritos la verdad y que impedían el acceso a periodistas de las cadenas públicas.
“No me eche a mí la culpa, lo que tiene que hacer usted es la próxima vez que vaya a votar, es votar en consecuencia”, le dijo el cámara de TVG a uno de los vecinos amotinados. “No me mezcle la política con esto”, respondió el vecino, tal y como cuenta la periodista.