Mientras el presidente de la Xunta y el conjunto de sus conselleiros del PP han anunciado esta semana a bombo y platillo en medios afines que donarán el 30% de su sueldo correspondiente al mes de abril para luchar contra el coronavirus, los datos aportados por la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública no dejan lugar a dudas: Durante sus mandatos el Servizo Galego de Saúde (SERGAS) de la Consellería de Sanidade recortó el presupuesto en más de 1.000 millones de euros al tiempo que se inflaba el beneficio de la sanidad privada, que ya presta el 25% de la atención hospitalaria en la comunidad.
En la práctica, esto supuso la supresión de 513 plazas de personal médico, 184 de enfermería y 1.121 en todas las categorías, así como el cierre de 450 camas públicas en recintos hospitalarios. Tan sólo en atención primaria el recorte llegó al 21%, derivando en el colapso de ambulatorios y perjudicando también a la calidad asistencial en zonas rurales.
Por este motivo, Alberto Núñez Feijóo y su Gobierno no han dejado de recibir críticas durante todos este tiempo, enfrentándose durante todos estos años a multitudinarias manifestaciones en defensa de la sanidad pública con profesionales sanitarios a la cabeza, centrales sindicales y toda la oposición parlamentaria.
EL MEJOR APLAUSO A LA SANIDAD
Miriam Colombo, presidenta de la Asocación de Enfermeras en Loita de Pontevedra, lo tiene claro ante la situación derivada por la crisis del coronavirus. En declaraciones al diario publico.es manifiesta que “agradecemos el aplauso de verdad, pero el mejor aplauso es que se voten a partidos que no recorten en sanidad“, manifestando que la falta de personal de enfermería en los hospitales gallegos se solventa a día de hoy porque las profesionales “intentan ofrecer lo mejor de sí mismas” pese a que el ratio de enfermeras por 1000 habitantes (5,5) está muy por debajo de la media europea (8,8).
CINISMO Y PROVOCACIÓN
Para la Asociación Galega en Defensa da Sanidade Pública, la preocupación mostrada por Feijóo supone “una burla y una provocación”, cuando en los últimos diez años el líder el PP gallego ha venido realizando “justo lo contrario” de lo que ahora dice defender, con brutales impactos para el sistema como han sido el recorte del presupuesto y del personal sanitario público, el desmantelado de la atención primaria y los hospitales comarcales, la derivación de miles de pacientes a centros privados concertados, la marginación de los servicios de salud pública y de salud mental y la puesta en manos de multinacionales de los recursos necesarios para hacer frente a situaciones de emergencia como la actual.