Cornado Mina Non considera en un artículo de opinión que quienes ponen el negocio por delante de los muchos factores negativos que presenta la polémica explotación minera planteada por Cobre San Rafael arriesgan el futuro de los miles de familias gallegas que desde la Comarca de Arzúa hasta la ría de Arousa dependen de sectores productivos básicos como el agrícola, ganadero, pesquero y turístico.

Manifestante en la marcha contra la mina de Touro celebrada en Santiago en 2018 / Galiza Contrainfo

Desde la plataforma vecinal, con los datos en la mano, “tanto ayer como hoy sobran razones para decir NO a la mina de Touro“, haciendo referencia al pasado minero del enclave caracterizado por el “nulo respeto al medio ambiente” y un presente “marcado por el mayoritario rechazo social” y “el uso interesado de comportamientos reprobables como la utilización de personas en situación de desempleo” a favor de los intereses de la filial conjunta de Atalaya Mining y Explotaciones Gallegas.

La entidad vecinal se pregunta si será la “minería sostenible” a la que hacen referencia tanto la mercantil Cobre San Rafael como su asociación instrumental de “Mineros Touro-O Pino” la que realiza Atalaya Mining en su proyecto de Riotinto, esa que “acumula incumplimientos en materia ambiental, expedientes sancionadores, investigaciones de la Fiscalía, escándalos internos o altos niveles de siniestralidad laboral” o si el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y Grados de Minas y Energía de Galicia (Coitm) puede defender como “minería responsable” las actitudes y comportamientos de la multinacional chipriota.

Porque para Cornado Mina Non “no hay más que analizar el proyecto minero que pretende ser imagen y semejanza para la mina de Touro, el de Atalaya Riotinto, para descubrir que el de Touro es una auténtica bomba de relojería en el que se pretende utilizar la misma técnica de embalsado que la de su proyecto andaluz, que alberga la presa de residuos más peligrosa de Europa y tiene un potencial de vertido contaminante hasta 2.000 veces superior al que provocó la catástrofe del Prestige en el año 2002″.

El grupo vecinal justifica su postura no por la oposición constante al sector minero -si bien reconoce que sí lo es a sus agresiones-, sino en los datos que parten del informe de evaluación de riesgos elaborado por la compañía Ayesa en 2014 justo antes de la reapertura la mina en 2015 en el que esta expone que la hipotética rotura de las balsas provocaría un vertido de 63 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos que recorrería 111 kilómetros por el curso del río Odiel hasta llegar al mar con un fluido constante de 34.000 metros cúbicos por segundo que podría arrasar a su paso localidades como Gibraleón, Palos de la Frontera y Punta Umbría, afectando “incluso gravemente” a la ciudad de Huelva y “provocando una debacle ecológica y socioeconómica sin precedentes en la zona“.

“¿Será esa la «minería sostenible» que tanto manosean Cobre San Rafael y su «Asociación de Trabajadores Mineros Touro O Pino», la misma que utiliza a conveniencia a los parados para simular apoyo social? ¿ese el «aprovechamiento racional y eficiente de los recursos» mediante la utilización «de las prácticas más modernas y respetuosas» con el medio ambiente «siempre en beneficio de la sociedad» que dicen defender algunos colegios profesionales? ¿o será el engaño, el engaño eterno de las grandes multinacionales del sector extractivo para mentes incautas?” -concluye la plataforma vecinal-.