Cumbres y curva, evidencia de la incoherencia

0
192

Pepe Larios
Presidente de la Fundación EQUO


No parece que nuestros dirigentes políticos sean capaces de embridar a los poderes económicos para poder afrontar la crisis ecosocial que está discurriendo, es aún peor en muchos casos, muchos de ellos se encargan de facilitar el desarrollo de las actividades económicas que profundizan el problema. Incluso cuando parece que hacen caso a lo que nos muestra la investigación científica y se supone que hacen frente a la crisis, justo la realidad se mueve en sentido contrario.

Como evidencia de lo que afirmo basta con observar evolución de la Curva Keeling que nos avisa de que estamos viviendo en una atmósfera desconocida por el ser humano. Si queremos encontrar una concentración parecida debemos volver al Plioceno, hace 3 millones de años. Invito a quienes les preocupe esto que rastreen información para saber cuál era el nivel de mar y que temperatura y vida tenía la Tierra.

Esta curva, que desgraciadamente se va haciendo popular fuera de la comunidad científica que investiga el clima, nos indica cómo va evolucionando la concentración de dióxido de carbono en la átmosfera. Se comenzó a elaborar en 1957, año en que la preocupación por la emisiones de este gas de efecto invernadero, generado en su mayoría por la quema de combustibles fósiles, llevó a los climatólogos a medir la variación en la atmósfera y con ello ver si los ecosistemas estaban siendo capaces, o no de retirarlo.

En coherencia con el conocimiento que se tenía de la relación de la concentración de los gases de efecto invernadero con la variación de la temperatura media global, relación evidenciada tanto por estudios paleoclimáticos como por modelos informáticos, se sabía que a mayor concentración mayor temperatura. Pero también se sabe que el Sistema Clima tiene también procesos de retroalimentación positivos que hacen que esta relación no sea lineal.

La comunidad política toma cartas en el asunto hace ahora 27 años, en la Cumbre de la Tierra de Rio 92 se firma  el 13 de junio Convenio Marco de la ONU sobre Cambio Climático y unos años más tarde, el 11 de diciembre de 1997, se adopta el Protocolo de Kioto que entró en vigor ¡Casi 8 años más tarde!  el 16 de febrero de 2005.

Desde entonces ha habido 24 reuniones anuales de la Conferencia de la Partes, COP, donde gobiernos, comunidad científica y ONG revisan la situación del Cambio Climático y proponen alternativas a seguir. La próxima será la COP 25 que se va a celebrar en Chile entre el 2 y 13 de diciembre de este año, después de que el gobierno de Bolsonaro declinara el compromiso que había adquirido Brasil.

¿A qué viene este repaso histórico? Pues la respuesta es que si observamos la Curva Keeling podemos ver empíricamente que no ha habido influencia ninguna de los acuerdos y encuentros en la reducción de emisiones ni en la correspondiente elevación de la concentración de CO2 en la atmosfera.  Parece que lo que reclama la ciencia es inviable políticamente y si esta situación se mantiene, nubarrones muy oscuros ocuparan el futuro.

Dejar respuesta