Este jueves, en un episodio que ha sacudido el Ayuntamiento de Madrid, el concejal del PSOE, Daniel Viondi, fue expulsado del pleno después de dar tres toques en la cara al alcalde, José Luis Martínez-Almeida. Este acto de agresión ha llevado a Viondi a presentar su dimisión, cerrando un capítulo tumultuoso en su trayectoria política.
El incidente ocurrió durante un debate sobre una propuesta del PSOE para renombrar el Antiguo Canódromo de Carabanchel en honor a la futbolista Jennifer Hermoso. Después de que se le retirara la palabra, Viondi intentó entregar un documento a Almeida, momento en el cual le dio varias palmadas en la cara. Este gesto llevó a su inmediata expulsión del pleno y posteriormente a su dimisión como concejal.
Juan Lobato, líder del PSOE de Madrid, había exigido la dimisión de Viondi minutos antes del incidente y le advirtió que, de no hacerlo, enfrentaría un expediente disciplinario. Viondi optó por dejar su acta como concejal en lugar de enfrentar las consecuencias de sus acciones.
Este no es el primer episodio polémico en la carrera política de Viondi. En 2018, mientras era parlamentario autonómico del PSOE de Madrid, protagonizó otro enfrentamiento violento con el entonces diputado Alberto Oliver. Durante una Comisión de Transportes de la Asamblea, Viondi amenazó a Oliver con arrancarle la cabeza en medio de una disputa verbal.
La actitud de Viondi ha generado controversia tanto dentro como fuera del ámbito político. En las redes sociales, ha expresado su poca simpatía por Almeida, comparándolo con el personaje ‘Miniyo’ de la película Austin Powers. También ha señalado que “Putin es un principiante comparado con el PP y el uso de Telemadrid”.
A pesar de que en 2021 el propio Viondi proclamaba en Twitter: “Con violencia no se llega a ningún sitio”, su comportamiento agresivo han tenido un costo: su puesto en el Ayuntamiento y, posiblemente, su futuro político en el PSOE.
Las acciones de Viondi han tenido repercusiones graves y podrían marcar el fin de una prometedora carrera política. La ciudadanía espera, con razón, un comportamiento ejemplar por parte de sus representantes electos, un estándar que Viondi claramente no ha cumplido en este caso.
