Al menos 13 personas, entre ellas 7 menores, han muerto en bombardeos lanzados ayer por aviones militares contra la provincia de Idlib, en el norte de Siria, que impactaron en la principal cárcel de la región y de la que huyeron decenas de prisioneros, indicaron hoy una ONG y grupo de rescate.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló que aviones no identificados atacaron la ciudad de Idlib y sus alrededores, lo que causó además heridas a más de 60 civiles, la mitad de ellos menores y mujeres.
Añadió que la cifra de los muertos podría aumentar por la gravedad de los heridos.
Según esa ONG con sede en el Reino Unido pero que cuenta con una amplia red de colaboradores en el terreno, una de las incursiones aéreas tuvo como objetivo «la cárcel central» en la ciudad de Idlib, lo que provocó que unos 80 prisioneros huyeran.
La prisión está controlada por el Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que está integrada la exfilial siria de Al Qaeda y que domina la ciudad de Idlib.
Por ello, y según la ONG, la alianza islamista desplegó sus unidades alrededor de la ciudad para atrapar a los prisioneros que escaparon.
Según la Defensa Civil siria, conocidos como los Cascos Blancos, los ataques fueron lanzados por la aviación militar rusa.
El grupo de rescate que opera en zonas que no están controladas por el Gobierno sirio publicó en su cuenta de Twitter un vídeo en el que muestran la operación de rescate de un joven que se encontraba bajo los escombros de un edificio supuestamente destruido por los ataques.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia dijo ayer en un comunicado que su aviación había destruido un arsenal yihadista en la ciudad siria de Idlib, operación que fue consensuada con Turquía, sin dar detalles sobre posibles víctimas.
La provincia de Idlib se ha convertido en el último bastión opositor al presidente sirio, Bachar al Asad, que esperaba una ofensiva gubernamental contra la zona hasta que un acuerdo del pasado septiembre entre rusos y turcos la paralizó momentáneamente
El acuerdo estipulaba la creación de una franja desmilitarizada de hasta 20 kilómetros que abarca las provincia de Idlib, Hama, Alepo y Latakia, pero las hostilidades se han agudizado en los últimos días.
Actualmente, Idlib está en su mayoría bajo el control del Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que está integrada la exfilial siria de Al Qaeda, tras arrebatar el control a otros grupos rebeldes en la zona.