Bio Wood Niebla, la empresa en la que Francisco Serrano fue administrador junto a su socio Enrique Pelegrín recibió en 2016 una ayuda pública de casi 2,5 millones de euros para la puesta en marcha de una nueva fábrica de pellets en Niebla (Huelva).
A pesar de que se indicó que iniciaría su producción en febrero de 2018, la fábrica no llegó a construirse, por lo que Hacienda pidió el reintegro de las ayudas que ni el juez en excedencia ni su socio han devuelto. La Fiscalía de Andalucía ha presentado una querella criminal contra él y su socio por el posible fraude de subvenciones.
Durante los últimos meses, Serrano ha explicado que fue engañado y que no participó en nada relacionado con el posible fraude. Además añadió que se desvinculó del proyecto al observar irregularidades por parte del otro socio, que según él era el que administraba.
Pero lo cierto es que Serrano también administraba y también participó en ese posible fraude tal y como demuestra un documento conseguido por infoLibre del Registro Mercantil de la Provincia de Sevilla. En el acto de constitución de la sociedad, Serrano afirmó en escritura pública que había adquirido una maquinaria que en realidad no había adquirido, una declaración falsa sin la que no habría podido obtener los 2,48 millones de euros del Ministerio de Industria.
Para obtener ese dinero Bio Wood Niebla SL declaró tener un capital social de 1.245.000 euros, ya que la orden de los préstamos del Ministerio de Industria impedía que las empresas nuevas recibiesen más del triple de sus fondos propios. Pero en realidad la empresa solo tenía 7.000 euros como fondos propios.
Del capital social inicial de 1.245.000 euros a Serrano le correspondía el 60% a través de su despacho, Serrano Abogados de Familia SLP, y Pelegrín se quedó con 498.000 participaciones (40%), a las que accedió mediante la supuesta aportación de tres granuladoras para la fabricación de pellets valoradas en 495.200 euros y otros 2.800 euros en efectivo, según la información en el Registro Mercantil.
La aportación del despacho de Serrano combinó 4.200 euros en efectivo un secadero rotativo LN 10.000 con caldera de biomasa valorado en 742.800 euros, que nunca existió. El propio Serrano como representante de su bufete manifestó en escritura pública que había adquirido dicha maquina “por justo y legítimo título, no adeudando nada por su adquisición”.
El 24 de noviembre de 2016 el Ministerio de Industria concede a Bio Wood Niebla SL la ayuda de 2,48 millones de euros y el 22 de diciembre se ingresa la ayuda en una cuenta de Targo Bank. Días después, el 30 de diciembre, la junta de socios de la compañía acuerda una drástica reducción de capital mediante la devolución a los socios de la maquinaria aportada en la constitución, es decir, el secadero de Serrano y las 3 granuladoras de Pelegrín, que suman un total de 1.238.000 euros (el 99,43% del valor de la empresa).
El 31 de diciembre del año siguiente la empresa cierra con unos números mínimos. El patrimonio neto y los fondos ascienden a 6.994,9 euros, resultado de restarle al capital, 7.000 euros, unas pérdidas de 5,1 euros.
Las únicas cuentas que ha presentado la empresa ha sido en 2016 en las que figura la deuda de 2.489.000 euros contraída para financiar la planta de pellets en Niebla y que sigue figurando en las cuentas de Bio Wood Niebla de 2018.
Según la versión de Serrano, la reducción de capital que se hizo en diciembre de 2016 fue para ajustarse a la legalidad, de lo que se desprende que ya tenía conocimiento de las irregularidades, sin embargo, no salió de la sociedad hasta octubre de 2017.
El segundo problema que hay en la versión del juez en excedencia es la escritura ante notario de 30 de marzo de 2016 en la que se manifiesta que el secadero ha sido adquirido por justo y legítimo título.
Recordemos que en un comunicado Serrano señaló que su falta de confianza en el proyecto empresarial comenzó cuando se dio cuenta de que las máquinas que se habían aportado mediante facturas proforma ( requisito para pedir el crédito al Ministerio de Industria) no habían acabado en poder de su socio.
Es decir, no hubo máquinas. Serrano no las había visto, pero eso no le impidió decir que las poseía “por justo y legítimo título”.