Las fuerzas de seguridad estadounidenses arrestaron el viernes a un exsoldado del Ejército de EE.UU. que supuestamente planeaba un ataque terrorista contra una multitud de personas en el sur del estado de California, informó este lunes el Departamento de Justicia en un comunicado.
De acuerdo con la nota, el arresto se produjo después de que un agente encubierto del FBI contactara con el sospechoso y le entregara una bomba desactivada, que él pensaba que podía funcionar y que sirvió para localizarle.
El detenido Mark Steven Domingo, de Reseda (California), había trabajado en el pasado como soldado de Infantería y posee experiencia en combate en Afganistán.
“Esta investigación interrumpió con éxito una amenaza muy real, planeada por un soldado de combate entrenado y que en repetidas ocasiones declaró que quería causar el mayor número de víctimas”, aseguró el fiscal del Distrito Central de California, Nick Hanna.
La oficina del fiscal, el FBI y el Departamento de Policía de Los Ángeles consideraron que el arrestado planeaba una “trama de terrorismo escalofriante”.
De acuerdo a documentos judiciales, Domingo expresó en varios mensajes en internet y a una fuente del FBI “su apoyo a la yihad (guerra santa) violenta, un deseo de buscar un castigo por los ataques contra musulmanes, y una disposición a convertirse en mártir”.
Tras sopesar varios blancos posibles como judíos, iglesias y policías, el sospechosos decidió detonar una bomba en un evento ocurrido el pasado fin de semana en Long Beach (California).
De hecho, el arrestado pidió a un cómplice, que colaboraba con el FBI, que buscara a alguien que fabricara bombas, señaló la fiscalía, que agregó que Domingo compró la semana pasada cientos de clavos para emplearlos como metralla dentro del artefacto explosivo.
El escrito judicial recoge que Domingo publicó en internet una vídeo profesando su fe en el islam el pasado 2 de marzo y al día siguiente publicó otro, donde aseguraba que “EE.UU. necesita otro evento como Las Vegas”, en referencia al tiroteo en esta ciudad de octubre de 2017.
Tras el atentado contra dos mezquitas en Christchurch (Nueva Zelanda), a mediados de marzo, el acusado señalaba en otro mensaje que “debía haber un castigo” por ese ataque.
Si es declarado culpable de los cargos de buscar apoyo material y de intentar perpetrar un ataque podría enfrentar una sentencia máxima de 15 años en prisión, aseveró el Departamento de Justicia.