Ayer en Valencia, y en media España salimos a protestar. El motivo de la protesta, para algunos podría simplemente hacer ruido o «apología del pancatalanismo» (argumento de la derecha). Difiero de ambas opiniones y esta vez hablaré largo y tendido sobre lo que pienso. La manifestación​ surgió ante el atropello realizado por el Régimen del 78, en mi opinión, rompiendo arbitrariamente la legalidad vigente tras años sin dialogar (ni querer hacerlo) y negar una solución democrática y ajustada a legalidad vigente para Catalunya.

Es verdad que, para muchos juristas, también los catalanes están rompiendo la legalidad vigente. Pero pienso y digo: en 2006 apoyaron en referéndum un estatuto autonómico que reconocía detalles de Catalunya que para algunos dirigentes y juristas «podría romper con la idea de una sola nación hispánica» (¿Recuerdan aquello de ‘Catalunya es una nación’?).

Esto les movió a bastante gente, dirigentes, juristas, jueces, etc… a llevar a recortar el Estatut, mediante sentencia del Tribunal Constitucional. Ahí empezó todo. La gente se cabreó y empezó a echarse a la calle y a barajar la autodeterminación como alternativa a la negación de una maduración de la autonomía catalana. Curioso es que detalles recortados en el Estatut Català de 2006 sí se respetaron en otros estatutos (Cláusula Camps del Estatuto Valenciano, diversas cláusulas del Estatuto Andaluz).

Muchos piensan que el independentismo fue alentado por partidos o grupúsculos independentistas, pero por lo que he visto al ir allá en una ocasión y por lo que he hablado con catalanes, parece más bien lo contrario: un movimiento social, espontáneo y ciudadano, que obtuvo apoyo de la Generalitat catalana dos años después de surgir (según concluyo y creo). Fue en 2012 cuando CiU, conocido por realizar recortes y políticas neoliberales, accedió a apoyar este movimiento, no sin reticencias internas. Por ideas propias, oportunismo o tapar el desastre neoliberal de recortar derechos básicos, no está claro el motivo exacto, pero desde 2012 pasó a apoyar este movimiento abiertamente.

Mi conclusión es que una parte importante del pueblo catalán piensa así no por inducción de otros, sino porque así creen que es la única forma de mejorar las cosas, teniendo en cuenta que las alternativas a ello son la corrupción pepera, la inoperancia de la socialdemocracia y el antinacionalismo de Ciudadanos.

En cuanto a la actitud del gobierno central, es propia de épocas pasadas e impropia de un país que se vende como democrático, copado por corrupción, inoperante y falto de ideas más allá de beneficiar a cuatro amiguetes y cuatro ricachos. En este y otros temas ha demostrado tener poca o ninguna creatividad jurídica, mas allá de fusionar, refundir leyes y reglamentos (Leyes 39 y 40/2015, Lexnet, el proyecto fallido de LECrim americana de Gallardón) o directamente meter hachazos a diversas leyes (Reforma Laboral de 2012 respecto al Estatuto de los Trabajadores). Y en cuanto al tema catalán, su respuesta se resume en un monosílabo: NO. Esa es la única respuesta a todo. Esta actitud ha ido alejando ambas posiciones a una situación de no entendimiento. No, no, no…

No se puede negar un movimiento social con supuesto carácter espontáneo sin presentar alternativas para integrar las ideas que defienden. Tampoco se puede negar el más mínimo resquicio de dialogo. Menos aún meter cizaña desde el Gobierno y los medios de comunicación y desinformando, engañando y manipulando a diestro y siniestro, creyendo que así el problema se disiparía. Pero tampoco se puede hacer que el referéndum sea para mañana de inmediato y hablando lo justo, aprovechando este negacionismo rampante para hacer un referéndum sin pactar, y sobretodo, sin pactar qué pasará si gana el no, o si gana el sí. De ahí la importancia que sea pactado, por seguridad jurídica y previsiones de futuro principalmente.

Sin embargo, el 20 de septiembre, por la mañana, el argumento de «defender la legalidad«, el único solvente por parte del Gobierno Rajoy, se vino abajo con las detenciones arbitrarias de 14 dirigentes de la Generalitat Catalana, registro de partidos políticos como las CUP, mediante orden judicial secreta y decretada por un juez supuestamente «afin al oficialismo» y dudosamente encajable en la legalidad de las leyes procesales, y hasta el registro de diversos Colegios de Abogados en toda Catalunya (lo que vulnera gravemente el Derecho de Defensa de todos, no solo de los pro-independencia). Esto ha hecho que en menos de 24 horas, personas que no apoyaban ni hablaban del tema se haya posicionado tanto a favor del referéndum (pactado o no). Puede que no de la independencia, pero sí del referéndum.

En una mañana Rajoy ha hecho más por la independencia que el independentismo en sí en todos estos años. Ayer algunos diarios europeos ya calificaban a España de dictadura. Si no se realiza ya un pacto para legalizar el referéndum del 1 de Octubre, la imagen de España como Estado Democrático se vendría abajo inexorablemente.

Y se puede hacer siguiendo el articulo 92 de la Constitución del 78… y si Rajoy quiere. Chocaría e incumpliría con el articulo de la unidad de España, entre los 4 primeros; pero hay otros que tampoco se cumplen y otros que se cambiaron en una noche… Es factible si se quiere, al fin y al cabo, el Derecho es una herramienta para mejorar las cosas y nunca un fin para fijar y sacralizar las cosas, como parece que piensen algunos juristas españoles.

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