Cuba “es acusada por el imperio de ser la causante de los grandes males de la región”, lamentó hoy el presidente de la isla, Miguel Díaz-Canel, quien advirtió de que Washington avanza en un “curso de confrontación” con el país caribeño.

En su discurso de cierre del segundo y último pleno anual de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), el mandatario, que asumió el cargo en abril pasado en relevo de Raúl Castro, denunció que la Administración del presidente Donald Trump ha intensificado el embargo financiero sobre Cuba.

Díaz-Canel se refirió a las sanciones estadounidenses como una “política agresiva, anacrónica y fracasada que causa enormes daños al pueblo cubano” y sostuvo que suponen una “violación de los derechos humanos”, así como el “principal obstáculo” para el desarrollo del país.

Por ello, el gobernante agradeció el apoyo casi unánime a la resolución que Cuba presenta cada ejercicio en Naciones Unidas para denunciar esta medida y pedir su levantamiento, respaldada este año por todos los países presentes en la votación excepto EE.UU. e Israel.

También acusó al país vecino de intentar “revertir los avances conseguidos en integración y justicia social” en América Latina, así como “destruir los mecanismos de cooperación y concertación” regionales, entre los que citó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Pese al restablecimiento de sus relaciones en 2015 tras medio siglo de enemistad, la relación entre los dos países atraviesa nuevas tensiones desde la llegada al poder de Trump, contrario al acercamiento a La Habana promovido por su antecesor, Barack Obama.

En el último año y medio Washington ha aplicado nuevas sanciones sobre Cuba, ha restringido de nuevo los viajes de los estadounidenses a la isla y ha dejado bajo mínimos su Embajada en La Habana en respuesta a unos misteriosos incidentes de salud sufridos por más de una veintena de sus diplomáticos en el país caribeño y cuya causa aún no se ha aclarado.

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