Artículo original de Al Descubierto publicado bajo un acuerdo de colaboración entre medios.

A raíz de las restricciones de movilidad a causa de la crisis sanitaria por coronavirus, se está dando un incremento generalizado del malestar y la conflictividad social. En diferentes ciudades de España, por ejemplo, algunos grupos de jóvenes se han saltado el toque de queda y han protagonizado actos de vandalismo, quemando contenedores y entrando a robar en diferentes comercios.

A pesar de que la gran mayoría de los medios de comunicación han manifestado que estos grupos estaban formados por personas “antisistema”, de ideología tanto de extrema izquierda como de extrema derecha, estas convocatorias se han llevado a cabo sobre todo por grupos y redes de ultraderecha y entre las consignas más repetidas se escuchaban ‘esta es nuestra tierra y vamos a defenderla’, ‘perro Sánchez dimisión’ o ‘sieg heil’, que hablan por sí mismos.

Ante este panorama de inestabilidad social, en el que los gobiernos se están viendo desbordados de nuevo por la incidencia del virus, los discursos de odio de la extrema derecha amenazan con hacerse un hueco entre los sectores más vulnerables, entre los que se encuentra la juventud.

La condición de precariedad que sufren, con una tasa de paro que roza el 40% en España, así como la constante criminalización por parte de sectores políticos y mediáticos a modo de ‘chivo expiatorio’ en la crisis del coronavirus, convierten a la población más joven en un colectivo permeable a las soluciones populistas.

Con este artículo se pretende desenmascarar la forma en la que la extrema derecha se aprovecha de este contexto de crisis para difundir su ideología xenófoba, reaccionaria y autoritaria entre los más jóvenes.

Cómo penetra el discurso ultraderechista en la juventud
Cómo penetra el discurso ultraderechista en la juventud

La juventud: un actor político clave

La juventud es un sujeto político de características muy concretas. A menudo, los líderes políticos tienden a menospreciar a la juventud como activo político, ya que la abstención juvenil suele estar por encima de la media, rondando el 50% en nuestro país, es decir, van menos a votar. Sin embargo, la semilla que se siembra hoy germinará mañana. Pronto o tarde, los y las jóvenes acabarán tomando la palabra y reivindicando sus pretensiones. Por tanto, si menospreciamos a la juventud y permitimos que la extrema derecha extienda sus tentáculos sobre la misma, tendrán el camino allanado para aumentar el autoritarismo y la discriminación.

Esto no es nada nuevo. Durante el auge de los totalitarismos en el período de entreguerras en Europa durante los años 20 y 30, como es el fascismo italiano o el nazismo alemán, los dictadores fascistas tenían claro que para mantenerse en el poder era necesario aplastar toda oposición, al mismo tiempo que debían controlar la actividad política, en especial la juvenil.

Las Juventudes Hitlerianas en Alemania, la Opera Nazionale Balilla en Italia o el Frente de Juventudes en España, son algunos ejemplos del encuadramiento de la gente joven en organizaciones fuertemente jerarquizadas para impartir disciplina y adoctrinamiento. Por no hablar de todas las reformas educativas de adoctrinamiento para modelar una sociedad a su imagen y semejanza.

A pesar de ello, la juventud no es únicamente una herramienta política en manos de la ultraderecha. En realidad, la mayoría de las revoluciones sociales han estado protagonizadas por sectores juveniles. El ejemplo paradigmático es el mayo francés del 68, en el que jóvenes, obreros e izquierdistas (comunistas, socialistas, etc.) se unieron para manifestar su rechazo ante la sociedad capitalista de consumo y el establishment político. En la actualidad, son también las jóvenes las que persisten en la lucha feminista o los más pequeños los que conciencian a sus padres ante la emergencia climática, por poner algunos ejemplos.

De este modo, la juventud se configura como un actor político clave, que no acusa tanto las estructuras cognitivas y funcionales de los más mayores, por lo que es capaz de aportar una visión renovadora en lo social y de emprender luchas colectivas significativas. Por eso mismo la ultraderecha normalmente trata de apropiarse de las nuevas generaciones.

La pandemia: oportunidad para el populismo de derechas

Este actor político clave que representa la juventud se encuentra en una situación de especial vulnerabilidad. Como explica el politólogo Pablo Simón, si bien antes el rostro de la precariedad era una mujer viuda que cobraba una pensión no contributiva, ahora sería un rider o una kelly que va encadenando contratos temporales. Con esto, la juventud es el sector etario con mayor riesgo de pobreza, con cifras superiores al 20% y que amenazan con dispararse con la crisis del coronavirus.

En este contexto, es en el que a la extrema derecha se le abre una ventana de oportunidad. Las revoluciones modernas ya no se llevan a cabo de forma repentina y conquistando el poder, sino que van creando hegemonía de manera paulatina en la sociedad con el paso del tiempo y con los pequeños cambios que se van sucediendo.

Así, por ejemplo, la sociedad alemana fue interiorizando el antisemitismo durante décadas en un marco de crisis económica y de valores después de la Primera Guerra Mundial, hasta llegar al punto álgido con la exclusión y el exterminio de las personas judías. Salvando las distancias, se puede observar cómo se han normalizado actitudes xenófobas y machistas en la sociedad española, también entre la juventud, desde la irrupción de Vox en el panorama político. Hace unos años habría parecido escandaloso criminalizar a niños y niñas huérfanos que llegan de otros lugares. Ahora se les llama MENAS y se les culpa de todos los males del país. Y todo ello se asienta con cierto racismo y xenofobia estructural que también se ha ido fraguando con los años desde sectores reaccionarios.

Con la pandemia, las formaciones de extrema derecha están aprovechando la mala situación económica para instaurar un relato político concreto mediante una narrativa populista.

Por un lado, buscan generar simpatía entre la clase obrera, denunciando la mala gestión del gobierno y desplegando toda una retórica de supuesto apoyo a los más necesitados. En el caso de la formación política Vox, se observa cómo criticaban al gobierno por la lenta implantación del Ingreso Mínimo Vital, después de haberlo catalogado de ‘paguita’; o cómo protestaban por el retraso de los ERTE, habiendo votado en contra de los mismos pocos meses antes.

Por el otro, refuerzan su discurso ultranacionalista ante la inmigración, el multiculturalismo y el ‘virus chino’, entre otros, como se pudo ver durante el debate de la moción de censura en la intervención de Santiago Abascal, líder de Vox.

Este discurso está empezando a calar en ciertos sectores juveniles, que están sufriendo las consecuencias económicas de la pandemia, que son criminalizados por las fiestas de unos pocos irresponsables, mientras no se les ofrecen tampoco alternativas de ocio, y que además están especialmente indefensos ante las ‘fake news’ que la extrema derecha propaga por las redes sociales.

Las organizaciones juveniles de extrema derecha en España

Con todo esto, las formaciones de extrema derecha no están dejando escapar esta oportunidad y están proliferando las organizaciones juveniles ultraderechistas que pretenden atraer a simpatizantes más jóvenes. Por lo general, su mensaje político se basa en los dos pilares ya comentados: el apoyo a los más necesitados y el ultranacionalismo, acompañados de una retórica ambigua para atraer a jóvenes poco formados en materia política, una línea ya iniciada hace años por Hogar Social y que ahora ve su oportunidad.

Por un lado existe Vox Jóvenes, que es la rama juvenil de Vox. Estos comparten la línea política del partido como sub-apéndice del mismo y mantienen una intensa actividad en redes sociales. En ellas publican contenido contra el movimiento LGTBI, el feminismo o la inmigración, a menudo a partir de noticias falsas, como la de la famosa bicicleta que una persona había robado en los disturbios de Barcelona y luego era vendida por un árabe en Wallapop, aunque se demostró que no era la misma bici.

Sin embargo, en Vox son conscientes del rechazo que puede causar una organización juvenil tan subordinada al partido, por lo que se promueven otras iniciativas como Cañas por España. Esta es una asociación juvenil que surge en el mundo universitario y que promueve mensajes de odio, amparándose en un nombre ambiguo como es el de Cañas por España, pero que en realidad solo promueve la línea política que marca el partido de Santiago Abascal. De este modo, manifiestan su apoyo a la moción de censura o tachan de criminal y golpista al Gobierno elegido democráticamente en las urnas, mientras defienden la ilegalización del aborto o alertan de arsenales escondidos de ETA.

Así pues, a pesar de que este entramado de Vox está echando raíces entre la juventud, existen otro tipo de formaciones juveniles menos partidistas que también fomentan la discriminación de colectivos vulnerables y recurren habitualmente para ello a la desinformación.

Entre estas una de las más destacadas es Bastión Frontal. Esta organización juvenil despliega una retórica eminentemente fascista acompañada de un discurso nacionalista y antiparlamentarista. De tal manera, han manifestado su apoyo a la formación griega de extrema derecha Amanecer Dorado (recientemente ilegalizada por organización criminal) y alientan la caza de MENAS o los disturbios en protesta por las restricciones con motivo del coronavirus por redes sociales.

Además, exaltan los símbolos nacionalistas y el ejercicio físico como preparación para defender ‘la patria’, a la vez que organizan actividades como torneos de fútbol o recogidas de alimentos para captar adeptos, de forma similar a Resiste España.

Las tácticas utilizadas por estas formaciones para camuflar su discurso de odio son muy variadas, pero todas ellas recurren a la falsa caridad. Esta es una técnica que se popularizó a raíz de la crisis de 2008, en la que la formación Hogar Social comenzó a realizar repartos de comida únicamente a gente con dni español. Recientemente, Hogar Social se ha convertido en partido político y continuaron con su falsa caridad durante el confinamiento, sobre todo en Madrid. También tienen un núcleo joven pero no se encuentra muy activo actualmente.

Por último, también está la Juventud Arriba España, que comparte línea política y retórica con las anteriores formaciones, aunque pone el acento en el carácter ultracatolicista de su formación. De este modo, tachan de ‘abortista y LGTBI’ al alcalde de Madrid Martínez-Almeida (Partido Popular) y de masones a la gran mayoría de presidentes estadounidenses. En consecuencia, estas juventudes están fuertemente ligadas con las Juventudes Falangistas de España, que reivindican más fervientemente si cabe los símbolos franquistas y católicos.

También hay otras como Iniciativa Mascarillas rojigualdas, iniciativa aparece el 17 de mayo, con un marcado carácter neofascista, revolucionario, juvenil y contra el Gobierno. Aunque no muestra a sus promotores, se puede ver que es una acción conjunta nacida de una alianza de varias asociaciones: Alcalá 1247, Forja hispánica, Getafe nacional revolucionario, Legio VII y Resistencia Social Alcalá de Henares, todas ellas neofascistas y con un ideario a favor del empleo, antiglobalización y antiinmigración; o también Hacer España, una nueva formación que cabalga con un carácter renovado entre en el neofascismo y las formas la nueva alt-right más característica de Vox, con un potente espíritu juvenil y que ha abierto ya más de una decena de delegaciones.

En definitiva, estas organizaciones juveniles pueden poner el acento en unos aspectos u otros de la simbología y teoría de la extrema derecha, pero todo ello va encaminado a un único objetivo: difundir su ideología de odio, la antipolítica y la posverdad.

Desde el ultranacionalismo, el ultracatolicismo o directamente desde el fascismo, buscan introducirse en sectores políticamente vulnerables mediante estrategias comunes: haciendo gala de su falsa caridad, postulándose como los defensores de los olvidados por el sistema o por la globalización, atacando a otros colectivos discriminados como las personas migrantes y agitando un falso anti-establishment que termina beneficiando a las élites económicas y políticas de siempre.

En consecuencia, es necesario poner mucha atención ante estos discursos populistas y concienciar a nuestro entorno social sobre estas tácticas que propagan el odio y la discriminación, para que la juventud sea la que ponga a la extrema derecha Al Descubierto.

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