El conocido periodista y presentador de televisión, Quique Peinado, recientemente compartió en su Twitter dos capturas de pantalla con titulares que destacan la notable contradicción de la política Rocío Monasterio. Sin añadir comentarios, Peinado dejó que las noticias hablaran por sí mismas, evidenciando la hipocresía y la dualidad de criterio de la candidata de Vox a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Y es que Monasterio ha solicitado “presunción de inocencia” para Ana González Martínez, su compañera de partido y candidata al Ayuntamiento de Parla, quien se ve envuelta en una operación antidroga. Monasterio ha indicado que aún “faltan detalles” para tomar una posición definitiva.
Sin embargo, es de destacar la prontitud con la que Monasterio ha salido en defensa de su compañera de partido, subrayando la necesidad de la “presunción de inocencia”. Estas palabras parecen, en cierta medida, un faro de cordura y de justicia en medio de la retórica política polarizada.
PERO CON LOS MENAS, LA PRESUNCIÓN ES DE CULPABILIDAD
Contrasta esta defensa apasionada de la presunción de inocencia con la postura generalizada de Monasterio y su partido hacia los menores extranjeros no acompañados, a quienes se refieren peyorativamente como “menas”. Monasterio ha afirmado que estos jóvenes “apuñalan a niños en los botellones”, una generalización y estereotipo que no hace sino perpetuar la xenofobia y el miedo.
En una entrevista en ‘Onda Madrid’, Monasterio reiteró su petición de cerrar los centros de menas en la región, argumentando que estos jóvenes son “auténticos delincuentes”. Aseguró que la Comunidad de Madrid les proporciona 4.700 euros al mes para que luego “estén en botellones apuñalando niños”.
La misma Monasterio que defiende la presunción de inocencia para su compañera de partido, no parece extender este principio a los menores extranjeros no acompañados, que ella califica de forma generalizada como “delincuentes”.