En una carta que se publicó, entre otros muchos sitios, en la web del Arzobispado y en la del Opus Dei, el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas, uno de los obispos más alejados de las reformas de Francisco en España y ‘delfín’ del todopoderoso cardenal Rouco Varela, defiende que las víctimas de violación se resistan hasta la muerte.
Su misiva formaba parte de la causa para beatificar a Marta Obregón, una joven asesinada en 1992 por Pedro Luis Gallego, conocido como el ‘violador del ascensor’, que sembró el terror en Valladolid en el verano del 92 y fue condenado por 18 violaciones y dos asesinatos: el de Obregón y el de la joven vallisoletana Leticia Lebrato.

«Marta también es un estímulo para vivir todas las virtudes cristianas que ella fue descubriendo: la alegría, el servicio, la entrega… Pero, en especial, la grandeza de la castidad, como se hace visible cuando resiste y lucha hasta morir asesinada por defenderla. Una virtud hoy poco valorada, que nos ayuda a orientar el amor y la entrega hacia su plenitud y belleza más singular«, dice el arzobispo en su carta.
Su afirmación choca frontalmente con la que hizo la fiscala del caso de ‘la manada’, que advertía de que «no se puede exigir a las víctimas actitudes peligrosamente heroicas«
El Arzobispado dice en su web que «va a ser preciso afrontar desembolsos significativos inevitables, inherentes a los trámites que conlleva la causa» en esta nueva fase. Así, solicita donaciones en una cuenta bancaria que facilita. Los ingresos pueden hacerse también a través de Paypal. Desde enero hasta mayo, la causa de Marta ha reunido 961 euros.
El año pasado se publicó el libro Marta Obregón. «Hágase». Yo pertenezco a mi amado, un libro que vende la editorial Montecarmelo. En una reseña, Nicolás Jove de la Barreda, doctor en Ciencias Biológicas y catedrático de Genética, abunda en la idea de Herráez Vegas: «Por un lado, el rostro de su cadáver era una cara de paz. Paz existente en quién ha sido asesinada por defender su castidad, habiendo recibido muchos golpes, así como catorce puñaladas. Paz que sólo cuadra con haber tenido una muerte santa, perdonando a su asesino.«
Estas afirmaciones chocan frontalmente con la que hizo la fiscala del caso de ‘la manada’, que advertía de que «no se puede exigir a las víctimas actitudes peligrosamente heroicas«. Solo es necesario un poco de sentido común para evitar caer en estos comentarios dañinos.