El pasado miércoles, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que incluirá en los Presupuestos una ayuda de 400 euros para jóvenes que cumplan 18 años en 2022. A falta de más detalle, el llamado bono cultural podrá ser solicitado por cualquier joven que cumpla la mayoría de edad el próximo año y solo podrá destinarlo a «la compra de libros o al consumo de cualquier tipo de actividad artística escénica, como puede ser el teatro, el cine, la danza o la música», explicó el presidente.
Es una medida que ya existe en otros países europeos, como Francia, donde se ofrecen 300 euros, o Italia, con 500. Incluso en España hay precedentes. En Madrid, el Ejecutivo de Manuela Carmena aprobó en 2017 el JOBO, un bono que permite a jóvenes de entre 16 y 26 años acceder gratis a espectáculos teatrales de seis grandes espacios culturales de la ciudad. En su día creó polémica porque el sector consideraba que daba la sensación de que la cultura era gratis, pero después se normalizó y el actual gobierno de José Luis Martínez-Almeida lo ha mantenido.
Por su parte, en julio de 2020 el Ayuntamiento de Barcelona anunció el Bonus Cultura con el fin de frenar la crisis del sector debido a la pandemia. La medida constaba de 200.000 bonos de 10 euros para gastar en cultura y podían ser comprados por toda la ciudadanía, independientemente de si se residía en la ciudad o no. Finalmente, con todas las restricciones que sufrió la capital catalana, se emitieron 90.000 bonos, el 87% para entradas de teatro. En abril de 2021, la concejalía de Turismo e Industrias Creativas lanzó de nuevo el Bonus Cultura.
Medidas alternativas
El bono cultural del Gobierno puede incentivar en cierto modo el consumo de cultura, pero el hecho de que solo incluya a personas de 18 años y sin ningún requisito de renta lo convierte en una medida electoralista, teniendo en cuenta que hay elecciones generales en 2023. Además, deja fuera a la juventud que no llega o ya ha pasado ese límite tan estricto y no deja de ser un parche puntual en el incentivo de la cultura entre la juventud.
Hay otras medidas que el Gobierno podría implementar aparte del bono. Por ejemplo, el sector cultural está incluido en los bienes y servicios que tienen permitida la aplicación de tipos impositivos reducidos. En España, este IVA, aunque reducido —en el 10%—, sigue siendo superior que en otros países europeos. Alemania aplica el 7%, Francia, el 5,5% y Reino Unido, el 5%.
Asimismo, al inicio de la pandemia se aprobaron diferentes ayudas para cultura. Italia destinó a uno de los sectores más castigados 130 millones de euros y un plan de ayudas. Alemania aprobó un fondo de 50 millones y Francia, 22 millones. En mayo de 2020, España aprobó un paquete urgente de 76 millones de euros para subvenciones, líneas de crédito o prestaciones de desempleo extraordinarias para los trabajadores culturales que no podían acogerse a las normas generales.
Sobre la actual medida del bono cultural, fuentes del Ministerio de Cultura de España han asegurado que supondría un gasto de unos 200 millones de euros. Teniendo en cuenta que el bono es tan limitado, no es descabellado pensar que esta cifra podría destinarse, al menos en parte, a ayudar directamente a un sector que aún no se ha recuperado, con el fin de hacer la cultura más accesible a todas las personas que no tienen exactamente 18 años.