El cadáver hallado este domingo en un coche que quedó completamente calcinado en el incendio de un garaje comunitario en Azkoitia (Guipúzcoa) pertenece a una mujer de 57 años, vecina del municipio y propietaria del vehículo, a la que se echó en falta este mismo sábado, tras producirse el siniestro.

El alcalde de la localidad, Javier Zubizarreta, ha explicado a EFE que ahora son las pruebas de ADN las que deberán corroborar oficialmente la identidad de la víctima, que todos dan por segura “al 99,9 %”.

Ha señalado que sobre el origen del fuego, que se inició hacia las cuatro de la tarde de este sábado, no se sabe “absolutamente nada”, si bien ha precisado que los resultados de la investigación que se están llevando a cabo se conocerán “a corto plazo”.

Fuentes del Departamento vasco de Seguridad han indicado que inicialmente se trabajó sobre la posibilidad de que el incendio comenzara en un cuadro eléctrico, pero que actualmente se barajan también otras hipótesis en la “exhaustiva” investigación que se está realizando tras la aparición del cadáver.

El cuerpo no fue encontrado hasta esta mañana, ya que las altas temperaturas y el intenso humo que afectó al garaje no permitieron ayer hacer la inspección del coche quemado, que ha sido revisado a primeras horas del domingo por efectivos de la Policía Científica de la Ertzaintza.

Los restos mortales de la mujer han sido trasladados al Instituto de Medicina Legal de San Sebastián para practicarles la autopsia.

El garaje comunitario afectado se encuentra bajo la Plaza Bizkargi y cuenta con 180 plazas privadas, todas ellas cerradas, de las cuales las llamas han causado daños en dos, aunque el único coche quemado ha sido el de la fallecida.

El Ayuntamiento ha trasladado a la familia y allegados de la víctima, casada y madre de dos adolescentes, su “pesar y condolencias”.

El alcalde ha lamentado esta mala noticia después de haber celebrado además que un joven cuyos padres pensaron que su hijo estaba dentro del garaje, ya que no lograban contactar con él por teléfono, hubiese dado finalmente señales de vida.

Ha explicado que media hora después de declararse el siniestro, y tras “veinte o veinticinco llamadas al móvil”, la madre del joven, de unos 26 o 27 años, tuvo que recibir asistencia médica porque creyó que su hijo, que había bajado al aparcamiento, no había logrado salir.

“Se recuperó y nos fuimos a casa tan contentos. Pero después me volvieron a llamar para decirme que un familiar había comunicado que se echaba en falta a esta vecina”, ha señalado.

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