Dinamarca ha cantado victoria. De acuerdo con la primera ministra, Mette Frederiksen, los esfuerzos de su gobierno para luchar contra el coronavirus han sido tan exitosos que han comenzado a reabrir las guarderías y las escuelas de primaria tras un mes de confinamiento.
El 15 de abril, con 185 casos declarados, el sistema educativo danés se abrió para los alumnos de primaria y los estudiantes que estaban a punto de graduarse. Ahora mismo, Dinamarca se considera adalid en el control de los contagios y marca el camino a seguir.
Las claves son varias. La principal es que los menores se agruparan en grupos de 10 ó 12 alumnos asignados de forma permanente a un maestro con la idea de que solo se relacionaran entre ellos.
Otra de las medidas fueron que no hubiera contacto estrecho entre distintas cohortes de edad. En el recreo se dividieron los patios en zonas separadas, se prohibió a los niños jugar con alumnos que no estuvieran en sus grupos de referenciales y las autoridades reservaron los parques públicos para niños en horario escolar.
Se cuidaron mucho de que los alumnos de primaria tuviésen el mínimo contacto con adultos. A lo anteriormente citado de que estaban de forma permanente ‘vinculados’ a un solo profesor, se sumó que padres tenían prohibida la entrada al centro.
Se intentó también dotar de suficiente espacio a los alumnos. Todo tipo de hoteles, bibliotecas, museos o centros de conferencias fueron puestos a disposición del Ministerio de Educación para descongestionar los centros.
Todo el material se limpia dos veces al día. Además, como medida de seguridad, se acordó que los niños se limpiarían las manos, como mínimo, cada hora y media, así como entes de salir al recreo, al baño o al comedor.