El enfrentamiento entre el Gobierno y el exseñor de la guerra paraliza la ciudad afgana

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El nombramiento de un nuevo jefe de Policía para la provincia de Balkh, en el norte de Afganistán, ha desencadenado un enfrentamiento armado entre las fuerzas de seguridad gubernamentales y hombres armados leales a un antiguo gobernador y exseñor de la guerra que ha paralizado la vida diaria.

El nuevo mandatario trató de entrar a la sede central de la Policía en la capital provincial, Mazar-e-Sharif, escoltado por un grupo de las fuerzas especiales cuando fue atacado por decenas de hombres armados.

“Un grupo de hombres armados atacó a las fuerzas de seguridad y a las fuerzas especiales cerca del cuartel de la Policía, y un policía ha resultado herido”, afirmó a Efe el portavoz del Ministerio del Interior, Nasrat Rahimi.

Según la fuente, tras el choque inicial las autoridades consiguieron arrestar a 25 atacantes y han desplegado a las fuerzas de seguridad en la ciudad para controlar la zona.

La decisión de cambiar al responsable policial de la provincia fue tomada por el Gobierno “para mejorar la situación de seguridad en Balkh”, desveló hoy el Ministerio del Interior en un comunicado, tras reportes crecientes de inseguridad y un aumento en el número de hombres armados en la zona.

Pero la medida se ha encontrado con la resistencia del antiguo gobernador de Balkh y exseñor de la guerra Atta Muhammad Noor, que además es un líder opositor perteneciente al partido Jamiat-e-Islami.

“Pido a todos los residentes de Mazar-e-Sharif (la capital provincial) que se queden en sus casas, las tiendas y los mercados deben permanecer cerrados hasta nuevo aviso (…) El Palacio Presidencial ha estado conspirando contra nosotros”, lanzó Noor en Facebook y Twitter.

Un miembro del consejo provincial, Saleh Mauradi, calificó la situación de “tensa”.

“Todas las tiendas y oficinas están cerradas, y se siguen escuchando disparos cerca de la sede de la Policía. Los ciudadanos están en sus casas y la ciudad parece vacía”, explicó Mauradi.

El estallido de violencia se produce mientras se aproximan las elecciones presidenciales, programadas para julio de este año tras los controvertidos comicios parlamentarios del pasado octubre, ensombrecidos por las acusaciones de fraude e irregularidades.

Llega también dos días después del final de la quinta ronda de negociaciones entre los talibanes y Estados Unidos con el objetivo de alcanzar un pacto que ponga fin a 17 años de conflicto armado en Afganistán, aunque por el momento no se ha alcanzado un proyecto firme de acuerdo.

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