Víctor Arrogante
Fue un 27 de Febrero de 1976, cuando El Frente Polisario autoproclamó la República Árabe Saharaui Democrática. Coincidió con la salida del último soldado español de la colonia africana. La proclamación se realizó en Bir Lehlu, aprovechando el vacío jurídico dejado por España. Madrid abandonaba al pueblo saharaui.
La independencia del Sahara, fue planteada por Naciones Unidas a España en 1967, pero la disputa entre Mauritania, Marruecos y España por el territorio, no lo permitió. En 1970, el Sáhara Occidental era la provincia 53 del estado español con capital en El Aaiún. El pueblo saharaui respiraba anhelos de autodeterminación y a partir 1973, empezaron las acciones militares por parte Frente Polisario, creado ese mismo año, contra el colonialismo español. En 1975, y después de un informe de Naciones Unidas, España se comprometió a llevar a cabo un referéndum de autodeterminación, mientras que Marruecos y Mauritania reivindicaban el territorio, con argumentos históricos.
La Carta de Proclamación de la Independencia, hace referencia a la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Resolución 1514 de las Naciones Unida, recordando “Que los pueblos del mundo han proclamado que están resueltos a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las Naciones grandes y pequeñas a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”. En la Carta se muestra el convencimiento “de que todos los pueblos tienen un derecho inalienable a la libertad absoluta, al ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional”.
Declaran “la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones para el logro del desarrollo económico, social y cultural de los pueblos militantes”. Por último proclaman solemnemente ante el mundo entero, en base a la libre voluntad popular basada sobre los principios y alternativas democráticas, “la constitución de un Estado libre, independiente y soberano, regido por un sistema nacional democrático, ÁRABE de tendencia UNIONISTA, de confesionalidad ISLÁMICA, progresista, que adquiere como forma de régimen el de la República Árabe Saharaui Democrática.
Después de más de cuarenta y tres años de conflicto, la población saharaui continúa viviendo dividida entre el Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos desde 1975, y los campamentos de refugiados en Argelia, donde la ayuda internacional se ha reducido drásticamente, lo que está provocando un éxodo de población en busca de un futuro que en los campamentos no puede tener. El gobierno de la RASD dirige la lucha por la autodeterminación. Hasta 1991 por las armas y desde entonces, tras la firma de un alto el fuego con Marruecos bajo los auspicios de la ONU, por medios políticos.
Hasta la fecha, ochenta y dos Estados del mundo reconocen oficialmente a la RASD y un centenar de países mantienen relaciones políticas con ella a través de su reconocimiento al Frente Polisario. La inmensa mayoría de las formaciones políticas, especialmente europeas, organizaciones sindicales, profesionales y humanitarias de carácter nacional, regional o internacional apoyan a la RASD y mantienen con su Gobierno relaciones de amistad, cooperación y solidaridad, que se expresan a través de multitud de iniciativas.
En el seno de la Organización de la Unidad Africana (OUA) como en las Naciones Unidas (ONU) y el Movimiento de los Países No Alineados, la RASD está consagrada, en tanto que realidad nacional, que expresa las aspiraciones legítimas del pueblo del Sahara Occidental, con el ejercicio del derecho de autodeterminación. La OUA ha admitido, desde febrero de 1982, a la RASD como miembro pleno de esta máxima instancia que representa a los Estados independientes de África. Hasta ahora, el gobierno de Marruecos no ha mostrado ninguna voluntad de cumplir las decisiones de Naciones Unidas ni de ninguna otra instancia.
La ONU viene reiterando desde 1966, su reconocimiento de los derechos legítimos del pueblo saharaui a la independencia y a la autodeterminación. El pueblo saharaui, tiene la legitimidad para la proclamación de independencia, desde distintos puntos de vista: se trata de un pueblo; sólo un pueblo es natural y originariamente titular de su soberanía; sólo él posee el derecho inalienable a autodeterminarse; y la independencia es la situación más natural para todo pueblo.
La proclamación de la independencia del Sáhara Occidental responde a la legalidad internacional, en la línea de las decisiones de la comunidad internacional, especialmente las resoluciones de las Naciones Unidas, de la OUA, de la Conferencia de Países No Alineados y otros órganos internacionales. Naciones Unidas, en particular, ha recomendado desde hace años el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, conforme al derecho consagrado por el Tribunal Internacional de Justicia.
La legalidad y la legitimidad han creado, el instrumento necesario para consumar la liberación del territorio nacional: el Frente Polisario y el Gobierno de la RASD. Los éxitos obtenidos por el Frente Polisario, tanto en el interior del Sáhara Occidental como en el plano internacional, constituyen la demostración, no sólo de su representatividad, sino también y sobre todo de la determinación del pueblo, de su cohesión y de su ardor en el combate para recobrar su soberanía y su independencia.
Cuarenta y tres años en campamentos de refugiados son demasiados, Marruecos es culpable y España colaboradora necesaria. Los Recursos Naturales del Sáhara Occidental pertenecen al pueblo, pero están controlados por Marruecos. La escasez de recursos produce desnutrición infantil, altos índices de mortalidad en los partos, la cesta básica disminuye y los jóvenes sin futuro. Los Territorios Ocupados son una gran cárcel a cielo abierto. Hay que seguir exigiendo a la ONU que imponga a Marruecos las Resoluciones internacionales aprobadas y el respeto a los Derechos Humanos. España debería imponer un plazo de 8 días al rey de Marruecos para que cumpla las resoluciones y acuerdos surgidos por la legalidad internacional.
Para forzar la anexión del territorio saharaui a Marruecos, el rey Hassan II, organizó una marcha pacífica, inspirada por los Estados Unidos, financiada con dinero saudí y con el favor de Francia y la Liga Árabe. Franco se moría y Juan Carlos, jefe de Estado en funciones, viajó a El Aaiún, para exponer al ejército que las presiones internacionales obligaban a abandonar el territorio. Ante la cercana entronación y por intereses reales, la suerte del Sáhara había sido decidida sin consulta alguna. Tras el dictamen de la Corte de Justicia de la Haya, contraria a las tesis marroquíes respecto al Sahara, Hassan II, anunció la organización de la Marcha Verde. Un millón de marroquíes penetraría pacíficamente en el Sáhara para exigir su incorporación a Marruecos. El Consejo de Ministros español cedió a la presión marroquí y hasta hoy.
La crisis provocó la guerra que enfrentó a los saharauis del Frente Polisario, estuvo apoyado por Argelia, contra Marruecos y Mauritania. En 1979 Mauritania renunció a la parte de territorio que reclamaba, que se anexionó Marruecos unilateralmente y, a su vez, reconoció al Frente Polisario. Desde entonces, el Sahara Occidental es un territorio administrado de facto (que no de iure) por Marruecos, si bien tal administración no la ejerce sobre la totalidad del territorio, pues el Frente Polisario controla el 35% del mismo al este del muro que Marruecos construyó como defensa ante las eficaces guerrillas del Movimiento de Liberación Nacional Saharaui.
Ahora surge un tercero en la discordia: El Parlamento Europeo y la ratificación del acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos, que incluye las Zonas Ocupadas. El Frente Polisario considera que es un auténtico saqueo de los recursos naturales saharauis. El Buró Permanente del Secretariado Nacional, expresó su condena por la aprobación del acuerdo y señaló que constituye una flagrante violación del derecho internacional, el derecho internacional humanitario y el derecho europeo, en particular las decisiones sucesivas del Tribunal de Justicia Europeo. El Frente, recurrirá a todos los medios legales para defender la soberanía del pueblo saharaui sobre su territorio.
España traicionó al pueblo del Sáhara. En el punto tercero de los Acuerdos de Madrid de 1975 se declaraba: «Será respetada la opinión de la población saharaui». Nunca se cumplió.