El gobierno más progresista de la historia y los trabajadores del metal

Cádiz está siendo, durante todos estos días, además de un nuevo aliento para toda una clase trabajadora que lleva años huérfana, un ejemplo de lucha y dignidad que demuestran la importancia de la unidad frente a quienes pretenden recortar nuestros derechos.

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Foto: Lourdes de Vicente

Los últimos días nos han dejado imágenes de solidaridad obrera, sobre todo cuando las desproporcionadas cargas de la policía han patrocinado una indignación colectiva contra el gobierno más progresista de la historia que comanda las acciones de la policía nacional con su tanqueta, gases y pelotas de goma. Estas jornadas de huelga responden a la indignación de miles de trabajadores que ven cómo sus derechos no se respetan. Una rabia acumulada a lo largo de la historia que atiende a los excesos de los más privilegiados labrados a costa de toda una clase trabajadora destinada a trabajar de forma ininterrumpida para subvencionar los caprichos de la patronal y sus empleados de la clase política.

Cádiz está siendo, durante todos estos días, además de un nuevo aliento para toda una clase trabajadora que lleva años huérfana, un ejemplo de lucha y dignidad que demuestran la importancia de la unidad frente a quienes pretenden recortar nuestros derechos. La emoción de una huelga que se nota en otros sectores que se ven con fuerzas, ánimo y ganas de reivindicar sus derechos al ver cómo sus compañeros, aun a miles de kilómetros, poco a poco están más cerca de lograr sus objetivos a través de la solidaridad.

Si bien es cierto, estos episodios también los protagonizan las vergonzosas actuaciones de la policía que recibe órdenes del gobierno central —que no autonómico, como muchos se piensan— y el ministerio de interior, dirigido por Marlaska, que ya tiene las manos sucias con las actuaciones con los menores en Ceuta —entre muchos episodios anteriores— y sus devoluciones. La estrategia del gobierno, hasta ahora, está siendo limitarse a reprimir las protestas en las calles de forma violenta mientras que Podemos lidia con los ataques provenientes de una izquierda que todavía confía en el partido pero que dejó, desde hace mucho tiempo, de esperar algo del PSOE. Si bien es cierto, a pesar de que Podemos no tenga un gran poder de decisión dentro del gobierno por los escasos treinta diputados que tiene, su poder de presión es bastante mayor a las solicitudes, peticiones y discursos vacíos que hasta ahora se han visto en los medios y redes sociales a la hora de defender a los trabajadores. Los representantes políticos han salido a hablar sobre el derecho de huelga y de exigir condiciones mínimas y derechos a la patronal del metal mientras el gobierno al que pertenecen saca tanquetas para reprimir.

Foto: Lourdes de Vicente

El gobierno más progresista de la historia y la represión de los trabajadores

Marlaska, como protagonista de todo un mecanismo represor como lo es el ministerio de Interior, no se distingue mucho de un gobierno autodenominado liberal como es en el caso del PP cuando hablamos de los derechos de la clase trabajadora, de su criminalización y de la venta del país a la patronal para la maximización de los beneficios de los de su clase. Una socialdemocracia destinada a seguir garantizando la entrada de dinero de todo el empresariado español mientras mileuristas protestan por sus derechos en Cádiz, Asturias, País Vasco y por todo el territorio español que pretende acallar cualquier atisbo de lucha y esperanza que sirva como ejemplo para el resto de trabajadores que ahora se ven con fuerzas para conseguir lo que sus compañeros están luchando en Cádiz. Además, la movilización popular que incluso supera las fronteras del Estado está demostrando una solidaridad con los trabajadores y con la situación que los abusos provocan que infla los deseos de cualquiera que pretenda adentrarse en la lucha por sus derechos.

Todo ello ha provocado que Vox vuelva a intentar camuflar su discurso ultraderechista situándose, falsamente, del lado de los trabajadores que ya han manifestado su repulsa contra el partido y sus intenciones. Si bien es cierto, las proclamas no andan desencaminadas y tristemente adelantan por la izquierda a unos cuantos que dicen defender los derechos de los trabajadores. De hecho, la estrategia de intentar aglutinar a una clase trabajadora descontenta por la continua vulneración de sus derechos ya la conocemos de antes y no acaba especialmente bien.

Es aquí donde hemos de recordar que la huelga nace por el incumplimiento de un convenio por parte de la patronal que no respeta lo acordado. Aun así, aunque los trabajadores exigieran un mayor sueldo y unas mejores condiciones que las establecidas previamente, sería completamente legítimo puesto que son ellos los que precisamente crean riqueza.

2 Comentarios

  1. Todo a punto para que estallé el polvorín.
    Monarquía y luces de navidad, gastos inútiles para satisfacer a las mismas oligarquías de siempre junto al pan y circo con las habituales cortinas de humo para eternizar a los mismos lacayos, mientras millones van camino de la miseria, nadie habla de la pobreza energética.
    Sin movilización este país como el resto del mundo tiene los días contados; la naturaleza es sabia y prevalecerá por encima de todo.
    Atado y bien atado; Mafianistán no tiene remedio.
    Corrupción por doquier, dinero dilapidado por millares de millones para la Monarquía, poderes fácticos y minoritarias élites económicas que siguen repartiéndose el cortijo nauseabundo y podrido, mientras el pueblo se las ve y se las desea ante el Covid19, paro, conflictos laborales, persecución sindical, reforma laboral, ley mordaza, crisis económica, desastres naturales, eléctricas, ayudas sociales, pensiones, sanidad, educación, cultura, etcétera; siempre de parte de los mismos pícaros, ladrones y corruptos.
    Prevención ninguna, mentiras y promesas que se las llevará el viento.

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