El veto educativo que Vox ha llamado pin parental fue una de sus propuestas estrella en la campaña electoral del pasado abril. La medida pretende obligar a la dirección de los centros educativos a informar a las familias de todas las actividades complementarias organizadas dentro del horario lectivo, así como establecer el derecho de los progenitores a dar su consentimiento o no a cada uno de esos talleres con una «autorización expresa», según el formulario que ha elaborado la formación de Santiago Abascal.
El partido ultra incluye en su listado de exigencias para apoyar los presupuestos donde ayuda PP y Ciudadanos, donde necesitan el voto de Vox gobernar, que se añada este aspecto en la normativa educativa (hasta ahora solo ha sido una instrucción de la consejería a los centros).
El Partido Popular ha querido entrar hasta la cocina con este tema a través de su líder, Pablo Casado, quien cargó contra el Gobierno y lo compara no aceptar el «Pin parental» con el régimen castrista. «Mis hijos son míos» y no «de la revolución, como en Cuba»
La ministra de Educación, Isabel Celaá, anunció que su ministerio lo recurrirá por vía judicial. Celaá advirtió que este veto parental es contrario al artículo 1 de la actual ley de educación (Lomce) sobre «la formación integral del alumno», a las propias normas autonómicas y a la ley contra la violencia de género.
Sin embargo, gracias al periodista de Todo Noticias Bruno Bimbi, doctor en Letras/Estudios del Lenguaje (PUC-Rio) y Autor de los libros Matrimonio igualitario y El fin del armario, vemos que la polémica llega más allá, más incluso de lo que nos imaginábamos: El «Pin parental» está importado desde Brasil, donde el presidente ultra Jair Bolsonaro ya lo incluyó bajo el nombre de «Escuela sin partido».
27. Y acá les dejo un mensaje a @pablocasado_ (creo que Rivera y Arrimada, si no lo aprendieron aún, ya es tarde). El equivalente brasileño del PP sacó poco más del 4% en las últimas elecciones presidenciales. Se los comió el VOX de allá al que tanto alimentaron.
— Bruno Bimbi (@bbimbi) January 18, 2020
Bimbi lo explica de forma nítida y precisa a lo largo de 28 tuits que mostramos aquí:
1. En su nuevo empleo como imitador de VOX, Pablo Casado trajo a España las mismas polémicas que las iglesias evangélicas fundamentalistas y el bolsonarismo usaron en Brasil y luego se replicaron en otros países de América Latina. Acá le dicen “pin parental”.
2. En Brasil, en vez de “pin parental”, hablaban de “escuela sin partido”. La teoría conspirativa era más o menos igual: que los comunistas, las “feminazis” (feministas) y el movimiento LGTB adoctrinan a los niños en las escuelas para convertirlos en homosexuales y marxistas.
3. En mi libro “El fin del armario”, que ya está en preventa en España (link: bit.ly/2RcNRIL) dedico varios capítulos a explicar en detalle todo este discurso y cómo la ultraderecha brasileña lo utilizó para sumergir al país en la locura fascista que vive hoy.
4. Cerca de diez años atrás, inventaron algo a lo que llamaron “kit gay”, un supuesto proyecto del gobierno de Dilma Rousseff para que, en las escuelas, los chicos recibieran clases de homosexualidad, vieran porno gay en el aula y aprendieran cómo “dar por el culo”.
5. Lo que Bolsonaro y los pastores evangélicos llamaban “kit gay” (entre ellos, la hoy ministra Damares Alves, que dice que habló con Jesucristo en un árbol de guayaba) no era más que un programa para prevenir el bullying homofóbico y promover el respeto a la diversidad.
6. Hubo diferentes versiones del “kit gay”. En una época, divulgaron una cartilla que el Ministerio de Salud entregaba a las prostitutas para prevenir el VIH y dijeron que eso se lo estaban entregando a los niños en las escuelas. No era para niños y de gay no tenía nada.
7. Después, usaron imágenes de historietas de humor gráfico muy explícito, muy antiguas, diciendo nuevamente que eso estaba siendo distribuido en las escuelas por el gobierno de Dilma. También llegaron a decir que se pasaban películas porno gay en clase.
8. Durante la campaña de 2018, Bolsonaro llegó a mostrar un libro en una entrevista en el noticiero de mayor audiencia del país y dijo: “Esto es el kit gay, esto le están dando a nuestros hijos”. Acá les muestro la imagen:
9. Lo que mostró Bolsonaro era un libro de educación sexual, escrito por autores europeos, que casi ni menciona la homosexualidad y jamás fue usado en las escuelas de Brasil. Pero Bolsonaro lo presentó impunemente en televisión como “el kit gay”. Lo cuento en #ElFinDelArmario.
10. En la sección de #ElFinDelArmario ( bit.ly/2RcNRIL) titulada “República de Gilead” cuento cómo Bolsonaro usó esa y otras mentiras para contaminar la campaña electoral de 2018 y cómo muchos medios brasileños lo dejaron hacer, transformando las mentiras en “polémicas”.
11. Pero, para llegar a usar esas mentiras en campaña, antes tuvieron que instalarlas lentamente durante años. Eso también lo explico en el libro. Y producían campañas basadas en esas mentiras, generando pánico. La versión brasileña del “pin parental” fue “Escuela sin partido”.
12. Los argumentos del proyecto “Escuela sin partido” eran que había que impedir el “adoctrinamiento” de los niños en las escuelas, y ahí mezclaban todo: comunismo, feminismo y homosexualidad. Entonces, proponían una ley para punir a los docentes acusados de “adoctrinar”.
13. Sabían que no podrían aprobar esa ley absurda, pero el objetivo era generar miedo y, a la vez, mobilizar a sus seguidores, que creían que sus hijos estaban en peligro. Por las redes, pedían a los alumnos que filmasen a los profesores y a los padres que los denunciasen.
14. Muchos profesores pasaron a auto-censurarse, a tener miedo de decir en una clase de historia, educación cívica o biología algo que pudiera ser tildado de “adoctrinamiento” comunista, feminista o gay.
15. En los municipios donde la ultraderecha tenía mayoría legislativa, aprobaban también leyes prohibiendo lo que llamaban “ideología de género”. Llegaron a prohibir determinados libros, retirándolos de las bibliotecas escolares, o a mandar arrancar páginas de otros.
16. En otro de los capítulos de #ElFinDelArmario ( bit.ly/2RcNRIL), titulado “McCarthy y la ideología de género”, explico cómo funcionaba todo esto y analizo los paralelos con algunas políticas del Ministerio de Educación argentino durante la última dictadura militar.
17. Ahora que Bolsonaro está en el poder y la Iglesia Universal gobierna Río de Janeiro, pasan cosas como que el presidente pueda vetar películas de temática LGTB para que no reciban fondos estatales, o que inspectores retiren de la Bienal del Libro obras con personajes gays.
18. En #ElFinDelArmario ( bit.ly/2RcNRIL) también analizo con más profundidad los orígenes de este discurso sobre la infancia y muestro lo peligrosos que son. También cuento ejemplos opuestos, de países desarrollados donde existen buenas políticas de educación sexual.
19. Lo que están haciendo el PP, VOX y Ciudadanos, usando el caso de Murcia como prueba piloto, se parece mucho a lo que Bolsonaro y la mafia evangélica brasileña (a la que le dedico varios capítulos en el libro, contando cómo actúa) empezaron a hacer hace una década.
20. Yo vivía en Brasil cuando todo esto pasó, por eso, cuando el mundo se encontró con ese personaje llamado Bolsonaro, al que nunca había oído nombrar, yo lo estudiaba hacía diez años. Por eso decidí dedicarle tanto espacio en el libro. Precisamos prevenir eso en otros países.
21. Al igual que pasa hoy en España, en aquel momento, estas falsas “polémicas” fueron subestimadas en Brasil. A la izquierda le parecían temas menores, porque no eran de clase. A los “liberales” no les molestó aliarse con esa gente. Los medios reprodujeron sus discursos.
22. Bolsonaro y la mafia evangélica inventaron el “kit gay” y los medios hablaban de ese objeto imaginario como si realmente existiera, como si fuera un debate sobre algo real y no sobre una teoría conspirativa. Decían que tal político estaba a favor o en contra del “kit gay”.
23. Lo mismo pasó con la inexistente “ideología de género”. Se inventaron una entidad fantasmagórica que servía como comodín para atacar a cualquiera y que nunca era definida, porque era indefinible. Y la prensa empezó a usar esa expresión como si se refiriese a algo real.
24. Después, sobre la base de esas invenciones conceptuales, empezaron a divulgar masivamente mentiras más concretas, más tangibles, pero igualmente falsa: que en la escuela tal había pasado tal cosa. Y era falso, pero viralizaba en las redes y por whatsapp. Ahí estaba la trampa.
25. Ninguna de esas mentiras concretas hubiese tenido un suelo donde asentar su credibilidad sin antes no hubiesen construido el edificio de la mentira conceptual que las enmarcaba, y que fue metiéndose poco a poco en la cabeza de la gente.
26. En el capítulo de #ElFinDelArmario ( bit.ly/2RcNRIL) titulado “Esto aquí no puede pasar” explico por qué todo eso sí puede pasar acá también, y en cualquier parte, si no los enfrentamos ahora, si los subestimamos.
27. Y acá les dejo un mensaje a Pablo Casado (creo que Rivera y Arrimada, si no lo aprendieron aún, ya es tarde). El equivalente brasileño del PP sacó poco más del 4% en las últimas elecciones presidenciales. Se los comió el VOX de allá al que tanto alimentaron.
28. Hoy lo dejo por acá, pero seguiremos hablando mucho sobre esto. Espero que el libro sea útil para ayudar a frenar a esta gente. Acá lo consiguen: bit.ly/2RcNRIL