Conocíamos hace pocos días por diversos medios de comunicación que el PP había enviado un mensaje muy especial por su cuenta oficial de Twitter. Pero vayamos por partes. Desde hace tiempo que el ex Ministro Eduardo Zaplana se encuentra recluido en el Centro Penitenciario de Picassent, tras la pertinente decisión judicial, acusado de blanqueo de capitales y cohecho, en el marco de la llamada “Operación Erial”. También se había dado a conocer a través de los medios que el ex Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales y ex Presidente de la Generalitat Valenciana sufría de una delicada salud, concretamente de una leucemia en estado avanzado, y requiere de cuidados periódicos. Eran frecuentes sus salidas del centro penitenciario hacia el hospital para la realización de pruebas y tratamientos. La situación se ha agravado hasta tal punto que en el programa de La Sexta “Al Rojo Vivo” ha declarado: “Rezo todos los días para morirme, esto es una tortura”.
Pues bien, sus compañeros y compañeras del Partido Popular han solicitado un mejor trato para el recluso, tras esta recaída en su enfermedad, después de haber sido ingresado en el Hospital La Fe de Valencia. Y en este sentido, y volvemos al inicio, han escrito en la cuenta oficial de Twitter del partido lo siguiente: “La vida de Eduardo Zaplana está en serio riesgo. Se debería tener en cuenta esta circunstancia para que siga tratándose su enfermedad desde un hospital y no desde un centro penitenciario. Un poco de humanidad”. Nos parece absolutamente impecable, y estamos totalmente de acuerdo. Por tanto, desde esta humilde tribuna nos solidarizamos con este señor y apoyamos la solicitud que su partido formula. Porque, en efecto, es una cuestión de humanidad. Pero dicho esto, habría que decirle al PP que también debería reclamar humanidad para otras muchas personas en multitud de circunstancias. Sin ir más lejos, con los familiares de los presos etarras, que tienen que recorrer decenas o cientos de kilómetros cada vez que quieren ver a sus presos. Porque es una cuestión de humanidad que estas personas no tengan que hacer ese periplo cuando pueden ser trasladados a cárceles del País Vasco. La política de dispersión de presos ha sido, sin embargo, practicada de forma regular por el PP cuando ha gobernado.
Y también podrían desplegar algo de humanidad con las personas desahuciadas, porque la vivienda también es un derecho humano fundamental, recogido en nuestra Constitución, que sin embargo ha sido vulnerado durante sus legislaturas de manera escandalosa. Igualmente, podrían haber tenido algo de humanidad con las personas a las que derivaban a los hospitales privados, factura incluida, desde las listas de los hospitales públicos. En muchos casos, como los migrantes, ni siquiera eso: quedaron con sus leyes absolutamente excluidos de la sanidad pública. Por no hablar del co-pago farmacéutico que instalaron para las personas jubiladas. ¿No es esto también una cuestión de humanidad? Y también es de humanidad el trato a las personas desempleadas, y el proporcionarle acceso a alguna prestación económica que les asegure su supervivencia. El PP, en este sentido, endureció los requisitos de acceso a las prestaciones por desempleo, y aumentó en 3 años la edad para poder acceder al subsidio indefinido. La precariedad laboral también es cuestión de humanidad, pues no nos parece muy humano llevar a cabo una contrarreforma para eliminar derechos de los trabajadores, para favorecer desde todos los puntos de vista la hegemonía del empresariado. La Reforma Laboral de 2012 fue un atentado contra la humanidad. Como lo fue la Ley Mordaza, pues tampoco es muy humano que se multe a la gente, e incluso se investigue, impute, condene y encarcele por un chiste, por grabar a un policía, por participar en un piquete, o por escribir letras de canciones o guiones de una obra de teatro.
Dejar en inanición económica a las leyes, para incumplirlas, tampoco es, precisamente, un acto de humanidad. Y aquí, el PP abandonó a su suerte a las personas que querían encontrar a sus muertos, tirados a fosas comunes, o desmontó prácticamente leyes como las de la dependencia, provocando que miles de personas murieran antes de ver sus derechos satisfechos. Desatender a los migrantes tampoco es muy humanitario que se diga, y es una actividad que el PP ha realizado mientras gobernaba de forma sistemática. No es muy humanitario criminalizar la venta ambulante, ni atacar a los migrantes que intentan saltar una valla, poniéndoles cuchillas para crearles lesiones graves, ni encerrarlos en un Centro de Internamiento a modo de cárcel indefinida, o deportarlos sin más motivo. En fin, la lista sería interminable. El PP no ha demostrado precisamente mucha humanidad en sus actos y decisiones de gobierno. Los ataques contra los más débiles y desfavorecidos han sido constantes. Así que, si han descubierto un concepto que se llama “humanidad”, bienvenidos.