El Reino Unido se ha fijado la ambiciosa meta de convertirse en un país libre de humo para el año 2030, y para alcanzar este objetivo, ha implementado políticas innovadoras en relación con el consumo de tabaco. Una de estas políticas destaca como una alternativa altamente efectiva para desplazar a los cigarrillos convencionales: el vapeo.
Si bien es cierto que los cigarrillos electrónicos o vapeadores no están exentos de riesgos, la evidencia respalda que son considerablemente menos perjudiciales que fumar. Este cambio se debe a que el acto de vapear expone a los fumadores a una cantidad significativamente menor de elementos tóxicos.
Sorprendentemente, la nicotina, a pesar de haber sido tradicionalmente considerada como el componente más perjudicial del tabaco, resulta ser relativamente inofensiva para la salud, según la explicación brindada por el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido a sus ciudadanos.
La clave reside en que la mayoría de los daños causados por el tabaco provienen de otras sustancias químicas tóxicas presentes en el humo, como el alquitrán o el monóxido de carbono. Al no haber combustión en el vapeo, se evita la generación de estos elementos nocivos, lo que reduce significativamente el impacto en la salud.
En el año 2022, expertos del Reino Unido revisaron la evidencia internacional y concluyeron que, a corto y medio plazo, vapear representa solo una pequeña fracción de los riesgos asociados con fumar. Aunque aún no existe suficiente información sobre los riesgos a largo plazo, el gobierno británico enfatiza que la opción más saludable sigue siendo abstenerse tanto de fumar como de vapear.
Convencido de que el vapeo es la clave para lograr un país sin humo, el Servicio Nacional de Salud británico respalda su afirmación con investigaciones que indican que las personas tienen aproximadamente el doble de probabilidades de dejar de fumar utilizando un vaporizador de nicotina en comparación con otros productos de reemplazo, como parches o chicles.
En línea con esta perspectiva, el Gobierno británico lanzó el año pasado un programa destinado a ayudar a un millón de personas a dejar de fumar de manera progresiva. Este programa incluyó la distribución gratuita de kits de vapeo, proporcionando una opción más segura mientras se abandona este hábito.
Además, como medida adicional, las mujeres embarazadas fumadoras son incentivadas con un bono de 500 euros para gastar en alternativas al tabaco, facilitando así su proceso para dejar de fumar gradualmente. Estas iniciativas reflejan el compromiso del Reino Unido en la búsqueda de un futuro libre de humo, donde el vapeo emerge como un aliado clave en esta transformación.