Si se pudiera dibujar al peor enemigo del suicidio tomaría la forma del silencio. A lo largo de la historia ha existido un velo de oscuridad que no permitía hablar a todas aquellas personas que pensaban en acabar con su vida para terminar con su sufrimiento.
El tabú y los diversos mitos que acompañan a la conducta suicida han supuesto, y continúan haciéndolo, una importante barrera para su prevención. Una de tales creencias erróneas es la idea de que es mejor guardar silencio para no generar el denominado «efecto llamada».
Este lunes, la muerte de la actriz Verónica Forqué, ha vuelto a poner este tema sobre la mesa puesto que los primeros indicios apuntan a un suicidio. Pero ella no ha sido la única. En España, los suicidios son la primera causa externa de mortalidad, con el triple de muertes que los accidentes de tráfico,13,6 veces más que los homicidios y 85 veces más que la violencia de género.

Niños y adolescentes
En este último año, la pandemia de la covid-19 ha triplicado el número de trastornos mentales en niños y adolescentes, según un informe de Save the Children. Los intentos de suicidio han crecido un 250%, los trastornos mentales han aumentado del 1% al 4% en menores de entre 4 y 14 años y el 3% de los menores ha tenido pensamientos suicidas en un periodo en el que se han reducido los diagnósticos y en el que los servicio de salud mental están saturados.
Entre menores de 30, el suicidio es la principal causa de muerte externa y la tercera después de los tumores y las enfermedades respiratorias, circulatorias o digestivas. El director general de Save the Children, Andrés Conde, ha señalado, tal y como informa EFE que: “Las situaciones que llevan a los niños y niñas al suicidio son conflictos familiares graves y separaciones, problemas de acoso por parte de iguales, humillaciones y malos tratos, soledad, desengaños amorosos, la muerte de familiares, fracaso escolar y la presión para evitar ese fracaso, y la discriminación por orientación sexual”.
A la hora de trazar un perfil, Conde ha apuntado a que las niñas están más “afectadas por pensamientos e intenciones suicidas”, pero son los niños “quienes terminan por cometer en mayor proporción este acto”.