Élisabeth Borne ha presentado su dimisión como primera ministra de Francia, tal como anunció el Elíseo, desencadenando una nueva crisis gubernamental en un momento de dificultades para Emmanuel Macron.
Esta renuncia se considera un intento por parte de Macron de superar la última de una serie de crisis y críticas al Gobierno que lidera, al despedir a la primera mujer en ocupar el cargo en tres décadas.
Después de su reelección hace apenas año y medio, tras vencer a la ultraderechista Marine Le Pen, el presidente francés ha experimentado una significativa caída en su popularidad. Busca ahora revitalizar su imagen tras enfrentar polémicas como la reforma de pensiones o la reciente ley migratoria, ambas con ambas con peso de su hasta ahora número 2.
En este declive, uno de los nombres señalados ha sido el de Borne, quien ha enfrentado situaciones complejas, enfrentado docenas de mociones de censura e innumerables peticiones de dimisión desde su nombramiento en mayo de 2022.
A sus 62 años, Borne ha decidido apartarse de un Gobierno en el que ha desempeñado diversos cargos. Proveniente de la órbita socialista, previo a su cargo como primera ministra fue Ministra de Transporte (2017-2019), Transición Ecológica (2019-2020) y Trabajo (2020-2022) durante el primer mandato de Macron.
Desde mayo de 2022, la relación parlamentaria de Borne con ambos lados de la Asamblea ha sido extremadamente complicada, incapaz de encontrar consensos básicos para aprobar numerosas leyes. Como resultado, el Ejecutivo se ha visto obligado a recurrir a la Constitución para aprobarlas por decreto, una medida que ha generado críticas continuas.
“Su trabajo al servicio de nuestra nación ha sido cada día ejemplar. Usted ha dirigido nuestro proyecto con el coraje, el compromiso y la determinación de las estadistas. Gracias de todo corazón” expresó el presidente Emmanuel Macron en su cuenta social de X como despedida.
Mientras tanto, la especulación sobre el sucesor de Borne apunta a Gabriel Attal como principal candidato. De confirmarse, el actual ministro de Educación, con 34 años, se convertiría en el primer ministro más joven de la historia de Francia.
Sin embargo, sea quien sea el elegido, enfrentará un entorno hostil. Voces de La Francia Insumisa ya han criticado el posible nombramiento de Attal, asegurando que sea “este u otro, será la misma política: la de Emmanuel Macron”, como declaró el diputado Éric Coquerel a la cadena francesa BFM TV.