El CIS ha preguntado en una encuesta sobre nuestra “identificación subjetiva de clase”, es decir, en qué escalafón social nos consideramos y ha desvelado que nuestra opinión ha cambiado y que cada vez nos situamos en uno más elevado a pesar de la inflación y el coste de la vida.
En 2001, el 50% de los encuestados se situaban en la categoría de “obreros cualificados” y “obreros no cualificados”, pero en 2021 este porcentaje se ha desplomado hasta el 16%. Y, aunque no todas las encuestas se ocupan de los mismos ámbitos (las cifras de 2021 están centradas en Madrid de cara a las elecciones), el patrón es consistente.
Esto es algo que saben también los partidos. Durante los últimos años, la categoría más repetida por Ciudadanos, el PSOE y el PP es la “clase media trabajadora”, una categoría que funciona como confirmación del sesgo. En España, un país donde el salario más común no supera los 19.000€, pero donde la mayoría de familias tienen algún piso en propiedad, la idea de “trabajador” y “clase media” es tan aspiracional como definitoria.
En este cambio de paradigma se cuela la etiqueta “clase media-alta”, en la que a todos nos gustaría estar. En las últimas encuestas del CIS el 52% de los encuestados se sitúan en esta categoría.
Los trabajadores asociados históricamente a profesiones “obreras” como operarios de fábrica, estibadores o mineros también han disminuido debido a los avances tecnológicos y a la reconversión. En España hoy el sector servicios ocupa el 70% de la producción económica.
Es en el sector servicios donde el concepto “obrero” se esfuma. En las ciudades los trabajadores no cualificados, muchos de ellos con estudios y provenientes de familias de “clase media” compiten por puestos de trabajo precarios con bajos salarios. Otros disfrutaron en otros tiempos de salarios y comodidades “medias”, aunque las perdieran en el camino de la larga crisis. En ese magma brota la “clase media trabajadora”.
La palabra que mejor define hoy a muchos trabajadores urbanos es “precariedad”, no “obrero”. Y es que en un contexto donde los puestos “medios” de antaño están desapareciendo y donde cada vez hay una brecha más clara entre “puestos cualificados”, bien pagados, y puestos precarios, que un 50% de los españoles se considere “clase media” podría parecer una paradoja, pero no lo es.
La estupidez humana no conoce límites. Sólo hay dos clases: arriba y abajo. Lo demás es autoengaño…
Estoy de acuerdo.
En efecto, sólo hay dos clases, la que posee el capital y los medios de producción y la que posee su capacidad de trabajo (más o menos cualificado, mejor o peor remunerado).
“Gracias ” a esta gente de “bien” que entiende que no son currit@s, la clase trabajadora, la que está concienciada, está cada día más acorralada. Como se bien se dice, el mejor producto del capital, es el currante de derechas…
Es que en España se catalogan por encima de sus posibilidades, y además como hay mucho fervoroso creyente, de los que pagan para conseguir un título falsificado y se creen que es de verdad y todo.
Vamos, aquí piden un crédito al banco y se creen capitalistas, “si no tienes una hipoteca no eres nadie”, decian los defensores a capa y espada de la “curtura” del “quiero y no puedo” crediticio.
Pues cada españolito nace con una deuda debajo del brazo de 30.000 €.
Los españoles que tienen mas de 3 millones de € no superan los 20.000.
Con más de 500.000 € ya nos acercamos a los 2 millones de españoles. Estos ya no son considerados ricos por los ricos y no les permiten entrar en su club privado.