Los empleados de las fábricas de ropa de Etiopía, que trabajan para marcas como Guess, H & M y Calvin Klein, son las que tienen los salarios más bajos del mundo, con solo 23 euros al mes, según un informe del Centro Stern para Negocios e Industria.
En su afán por crear una marca “Hecho en Etiopía”, el gobierno, las marcas globales y los fabricantes extranjeros no previeron que el salario base fuera simplemente demasiado bajo para que los trabajadores pudieran vivir”, dice el subdirector del Centro Stern, Paul Barrett.
Etiopía, que aspira a convertirse en el principal centro de manufactura del continente, sedujo a los inversionistas al resaltar la disposición de los empleados a trabajar por menos de un tercio de los salarios de los trabajadores de Bangladesh, en India, ya mal pagados de por si. Los trabajadores de Bangladesh, notoriamente mal pagados, ganan 95 dólares al mes, los de Kenia 207 y los de China 326.
Según el informe, los trabajadores de la confección, muchos de ellos mujeres, luchan por sobrellevar la situación, no disponen casi de formación por parte de la empresa y hay conflictos culturales con los gerentes de las fábricas de Asia.
El estudio analizó el Parque Industrial Hawassa (Sur), uno de los cinco centros industriales inaugurados por el gobierno desde 2014, que emplea a 25,000 personas y fabrica ropa para las principales marcas de todo el mundo. Esperan que alrededor de 60,000 personas acaben trabajando allí. Compañías chinas, indias y de Sri Lanka han abierto fábricas ya en ese este parque.
Etiopía es el segundo país más poblado de África, con unos 105 millones de personas que aún viven en gran parte en la agricultura y enfrentan la sequía y la pobreza. El Centro Stern hace un llamado al gobierno etíope para que introduzca un salario mínimo y desarrolle un plan económico a largo plazo para fortalecer la industria de la confección.