Ernesto Castañeda es profesor asociado en el Departamento de Sociología en American University y director del Immigration Lab. Castañeda explica por qué la inmigración es una fuerza importante para contrarrestar el descenso de la población en Estados Unidos y por qué eso es importante para la economía y el poder global de Estados Unidos. A continuación, los aspectos más destacados de una entrevista con The Conversation.
¿Qué estudia?
Dirijo el Immigration Lab donde realizamos investigaciones sobre la migración en todos sus aspectos. Por ejemplo, la emigración –personas que dejan sus países de origen o migración interior personas que se muevan dentro de un país–. Hay millones de personas dentro de China o Estados Unidos viviendo en una provincia o estado diferente de donde nacieron. Por ejemplo, ciudadanos mudándose de California a Texas. También estudiamos a migrantes internacionales, solicitantes de asilo, refugiados, personas que cruzan fronteras en busca de oportunidades económicas o tratando de reunirse con la familia.
Hemos estudiado refugiados de América Central en Washington D. C., así como de Afganistán. Hemos comparado también inmigrantes de Latinoamérica en Nueva York y los del norte de África en Paris y Barcelona. He estado estudiando migración desde 2003, así que casi 20 años.
La inmigración es un tema candente ahora. ¿En qué ha cambiado desde que empezó a estudiarlo hace 20 años?
Es curioso porque en los medios siempre recalcamos las cosas nuevas, y de hecho hay nuevas idas y vueltas, nuevos personajes. Pero la historia, la dinámica, el drama humano, las cuestiones estructurales son básicamente las mismas. Así pues, cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual. Por eso es más fácil entender las nuevas crisis, porque los investigadores de inmigración han visto pasar algo similar en el pasado.
¿Está muy politizada la inmigración?
La inmigración es algo que ha estado con nosotros mucho tiempo y que va a seguir sucediendo. Es algo que ningún estado puede detener por completo o para siempre. Pero, por desgracia, desde que recuerdo, es algo que se ha politizado. Hay muchos malentendidos por parte de la gente. Sobre todo, porque los políticos, durante mucho tiempo y en diferentes lugares, han utilizado este tema para ganar ventaja política a corto plazo. Así que es algo recurrente. Sin embargo, cuando me encuentro con inmigrantes cada día, las realidades de sus vidas y lo que están sufriendo son muy diferentes a lo que se oye de las bocas de los políticos y de muchos medios de comunicación.
Mi investigación ha tratado de entender lo que sucedió en el pasado y lo que está pasando ahora en las calles para tratar de mejorar nuestra comprensión sobre la inmigración. Si se examinan todos los tipos de datos, existen muchas más oportunidades derivadas de la migración que problemas.
El último censo muestra que si no fuera por la inmigración la población de EE. UU. estaría disminuyendo. Así que hay mucho en juego en cuanto a los trabajadores disponibles, ¿verdad?
Sí, aunque algunas personas piensan que el descenso de la inmigración no es algo malo, especialmente si significa mantener una mayoría blanca. Sin embargo, la inmigración no tiene que ver con una conspiración de “gran sustitución”, sino con el mantenimiento de una trayectoria exitosa de crecimiento económico, vitalidad cultural, innovación científica y técnica. En el sistema económico en que vivimos, una de las principales maneras en que la economía sigue creciendo es mediante la incorporación de nueva mano de obra. Las diferencias culturales desaparecen a través del tiempo y de las generaciones familiares. Además, estamos hablando de cambios en los márgenes. La gran mayoría, más del 80 %, de la población estadounidense ha sido y probablemente seguirá siendo de origen estadounidense.
Al principio de la pandemia, la gente estaba asustada, y con razón. Tenía sentido reducir los viajes en avión, los cruces de fronteras y el reasentamiento de refugiados. En los últimos dos años, debido al Título 42, que permite al gobierno prohibir la entrada de personas que potencialmente supongan un riesgo para la salud en los puertos de entrada, incluso los solicitantes de asilo han sido devueltos a México y se les ha hecho esperar allí.
Sin embargo, solo en Estados Unidos hemos perdido más de un millón de personas a causa del covid-19. La gente también está preocupada por la inflación. Pero la inflación también ha empeorado debido a las muertes por covid, a que la gente se ha quedado sin trabajo y a la disminución de la inmigración, lo que ha provocado una escasez de trabajadores.
Así que en los últimos dos años hemos visto un importante descenso de la migración mientras las parejas estadounidenses tienen una media de dos hijos, lo que hace que la población apenas crezca. Así pues, la población actual no crecerá sin inmigración. La disminución del crecimiento de la población significa también una disminución del crecimiento económico y de la influencia de Estados Unidos en el extranjero. Si esto ocurre, habría que estar preparado para ganar menos dinero y gastar más en bienes y servicios. No creo que estemos preparados para que eso sea la norma. Si dejamos de acoger inmigrantes, las innovaciones, la población y el crecimiento económico tendrán lugar en otra parte del mundo.
En sus casi 20 años de investigación, ¿qué es lo que sorprendería a alguien que no esté en el campo que usted estudia?
Es importante que todo el mundo sepa que la mayoría de la gente no quiere dejar su lugar natal. La mayoría de las personas quieren quedarse porque ahí es donde están sus seres queridos, miembros de familia y amigos. Es el lugar que conocen y quieren. Se necesita mucho –como una invasión, una hambruna, una buena oportunidad educacional o profesional– para querer dejar su casa.
Otra cosa que es importante saber es que solo más o menos un 3.5 % de la población del mundo vive en un país diferente al que nació. Hay tantas personas moviéndose dentro de China como a través de todas las fronteras internacionales. Así que la migración internacional es un fenómeno muy importante para los inmigrantes mismos; estamos hablando sobre el futuro de muchos individuos y familias. Pero en términos de población mundial es una muy pequeña proporción. Y eso no es a causa de políticas públicas de disuasión de la inmigración o los muros fronterizos. La población indocumentada de la que tanto se habla es también menos del 3.5 % de la población de Estados Unidos.
Así que al hablar de la población refugiada migrante –regular e irregular– estamos hablando de una excepción. Desafortunadamente, los políticos y la gente hacen que parezca el principal problema.
La gente puede pensar que los inmigrantes son más propensos a cometer crímenes, pero es lo opuesto. Los inmigrantes son mucho menos propensos a cometer cualquier crimen que las personas nacidas en los EE. UU. Son también menos propensos a usar drogas.
El muro fronterizo es un monumento a la intolerancia y al racismo que estigmatiza activamente a todas las personas en el área fronteriza. Políticas y discursos antiinmigración están impulsados por la política nacional, la búsqueda de chivos expiatorios, la desinformación y las imágenes dramáticas sobre caravanas, campamentos fronterizos y personas que cruzan sin proporcionar el contexto y las descripciones completas de la realidad más allá del momento de llegar a la frontera.
Hay muchos mitos sobre la migración, pero cuando analizamos cuidadosamente los datos cualitativos, cuantitativos, contemporáneos e históricos de diferentes sociedades, la realidad es casi lo opuesto a lo que la gente imagina. Por ello la investigación científica sobre la migración es crucial para rectificar la historia y el debate público sobre la migración internacional.
The Conversation