Palestina se encuentra actualmente sumergida en la “segunda oleada” del coronavirus. Si bien la pandemia de la COVID-19 a nivel global llegó también al país el pasado marzo, no ha sido hasta los últimos meses cuando el impacto sanitario se ha visto incrementado. No obstante, las consecuencias del virus no han quedado ahí. Durante estos meses de 2020 hemos asistido a un fuerte impacto a nivel económico, social y de género. La ya damnificada sociedad palestina se ha visto gravemente afectada no solo por la crisis crónica de protección como consecuencia de la ocupación, sino también por los meses de confinamiento en los que la economía volvió a niveles de hace un par de décadas debido, entre otros motivos, al cierre de negocios, a una bajada de salarios o al bloqueo de fronteras.
Al mismo tiempo, si bien la restricción de movimientos y la obligación de confinarse en casa podría haber disminuido las violaciones de derechos humanos de la población palestina, hemos asistido estos últimos seis meses a un incremento importante de dichas violaciones de derechos por parte de las autoridades israelíes y de los colonos de los asentamientos ilegales, mediante ataques, demoliciones o confiscaciones de propiedad privada palestina.
Desde que comenzó esta nueva crisis, se han realizado grandes esfuerzos por parte de ACPP y de nuestras contrapartes para adaptarse a la situación y dar respuesta a las necesidades más inmediatas que han surgido. Por un lado, Agricultural Development Association (PARC), ha realizado distribución de cientos de cestas de alimentos a familias de comunidades vulnerables por toda Cisjordania. Además, han repartido insumos agrícolas a familias para que puedan cultivar sus propios huertos y que sean autosostenibles, fundamental ante la incertidumbre en los mercados y las variaciones de precios.
Por otro lado, Psycho-Social Counseling Center for Women (PSCCW) en el marco de la campaña “de mujeres a mujeres: juntas sobreviviremos” ha realizado también distribución de miles de cestas tanto de alimentos básicos como de kits de higiene para familias encabezadas por mujeres, uno de los sectores poblacionales que más ha sufrido la pérdida de empleo y la disminución de sus capacidades económicas. Así mismo, ha adaptado sus servicios de apoyo psicosocial, pasando a realizar gran parte de ellos de manera telemática, vía WhatsApp, teléfono o Skype, y ha creado una línea directa gratuita para asistencia a mujeres en los casos más urgentes.
De la misma forma, Palestinian Hydrology Group (PHG) ha adaptado todas sus formaciones de manera telemática, han llevado a cabo diseminación de información sobre medidas de higiene contra el COVID-19 y han reevaluado la situación higiénico-sanitaria de diferentes comunidades detectando necesidades por ejemplo en escuelas, lugares clave para evitar la transmisión comunitaria del virus.
Ha sido significativa también la movilización comunitaria, mediante la creación de comités de emergencia a nivel local y regional, a los que se han sumado miembros de los Comités de Protección Comunitaria (CPC), creados en el marco de los proyectos de ACPP. Estos CPC, formados por personas voluntarias de las distintas comunidades y que tratan de dar respuesta a las distintas violaciones de derechos humanos o a los desastres naturales que puedan acontecer en sus municipios, han sido los encargados de garantizar el cumplimiento de las restricciones de movilidad impuestas por la Autoridad Nacional Palestina, así como de difundir información a la población sobre los riesgos del COVID-19 y la puesta en marcha de campañas de desinfección de lugares públicos.
Estos últimos meses han estado llenos de complejidades en los que se ha realizado un esfuerzo conjunto entre ACPP y las contrapartes para adaptar los distintos proyectos al nuevo contexto y a las nuevas necesidades mediante el ajuste del enfoque de ciertas actividades o la introducción de nuevas respuestas en consonancia con las iniciativas de las contrapartes y de la sociedad civil. No ha sido tarea fácil porque el escenario ha sido, y sigue siendo, cambiante, pero ACPP, no olvidando las consecuencias más manifiestas de la pandemia, sigue abordando las necesidades estructurales de las comunidades en las que trabajamos y con las que tenemos el compromiso conjunto de seguir trabajando para contribuir a dar respuesta a las vulneraciones sistemáticas de sus derechos.