El expresidente de Bolivia Evo Morales cruzó el puente que conecta las regiones de La Quiaca y Villazón, en la frontera Argentina-Bolivia. Pisó suelo boliviano un año después de tener que abandonar su país.
«No dudaba que íbamos a volver, pero no estaba seguro que iba a ser tan pronto, algo tan histórico y tan inédito, gracias a la unidad del pueblo boliviano y de muchas autoridades y exautoridades del mundo», pronunció el expresidente Evo Morales desde el puente que conecta la ciudad argentina de La Quiaca con la localidad de Villazón en Bolivia.
Allí, tras la comparecencia, cientos de personas aguardaban su regreso para recibirlo tras un afectuoso abrazo de Alberto Fernández.
Una multitud recibe a @evoespueblo que regresa a su tierra tras once meses de exilio.
Hoy se escribe una página de la historia de #Bolivia y el continente. pic.twitter.com/IpFikoiBo7
— Marco Teruggi (@Marco_Teruggi) November 9, 2020
Un año de injusticia con Evo Morales
El 10 de noviembre de 2019, Evo Morales era forzado a dejar la presidencia tras ser acusado de fraude electoral por “sugerencia” del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia. Morales justificó su renuncia como una decisión para evitar que continúe la violencia en el país tras tres semanas de enfrentamientos entre sus partidarios y sus detractores que habían dejado al menos tres muertos y cientos de heridos.
“Denuncio ante el mundo y el pueblo boliviano que un oficial de la policía anunció públicamente que tiene instrucción de ejecutar una orden de aprehensión ilegal en contra de mi persona; asimismo, grupos violentos asaltaron mi domicilio. Los golpistas destruyen el Estado de Derecho”, denunciaba Morales en sus redes sociales, algo que fue negado por el comandante nacional de la Policía, quien ha dicho que la orden de captura no existe.
También renunciaron el vicepresidente Álvaro García Linera, la presidenta del Senado Adriana Salvatierra y el presidente de la Cámara de Diputados Víctor Borda, entre otros funcionarios del MAS, incluyendo las renuncias de gobernadores de varios departamentos.
Morales y algunos mandatarios calificaron el hecho de golpe de estado. Entre ellos, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; el expresidente de Uruguay, Tabaré Vázquez; el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el Poder Legislativo de ese país; el de Nicaragua, Daniel Ortega; el de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el gobierno venezolano de Nicolás Maduro y la cancillería de Rusia. Coincidieron en esta definición expresidentes latinoamericanos como Ollanta Humala de Perú, Lula da Silva de Brasil y José Mujica de Uruguay. También concordaban eminentes politólogos, como Andrés Malamud (Universidad de Lisboa), Juan Negri (Universidad de San Martín) y Jaime Yaffe. El Parlamento del Mercosur en tanto habló de «golpe cívico-militar» para referirse a lo ocurrido en Bolivia.
Tiempo después, estudios llevados a cabo por investigadores independientes cuestionaron la validez estadística del informe que elaboró la Organización de Estados Americanos (OEA) tras las elecciones en Bolivia y que denunciaba el fraude electoral. El análisis de la OEA sirvió de base y de coartada a los opositores del expresidente Evo Morales que perpetraron el golpe en Bolivia y que se saldó con la renuncia de Morales, dando la razón a quienes lo calificaron de golpe de estado.
Camino a México
Tras la renuncia del presidente de Bolivia, México le otorgaba asilo político. El canciller Marcelo Ebrard explicó que el asilo se da después de que Morales haya aceptado el ofrecimiento del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, permitiendo así la salida del país del presidente.
“Hermanas y hermanos, parto rumbo a México, agradecido por el desprendimiento del Gobierno de ese pueblo hermano que nos brindó asilo para cuidar nuestra vida”. “Me duele abandonar el país por razones políticas, pero siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía”, tuiteó el líder boliviano.
Jeanine y el Gobierno de facto
Jeanine Áñez Chávez tomó el mando desde el 12 de noviembre de 2019 hasta el 8 de noviembre de 2020 tras la renuncia dos días antes de Evo Morales, quien denunció que fue forzado por un golpe de Estado pese a haber sido declarado vencedor de las elecciones de un mes antes, luego anuladas entre denuncias de fraude a su favor, que siempre ha negado.
Pero su mandato duró apenas 11 meses. Áñez dejaba su candidatura “para cuidar la democracia”, señalaba. “Si no nos unimos vuelve Morales, vuelve la dictadura”, afirmaba.
Sus detractores y los bolivianos que rechazaron su propuesta electoral, la recordarán como la gobernante que no logró su objetivo político mayor: destruir el legado del presidente indígena Evo Morales, eliminando a su partido el Movimiento Al Socialismo (MAS), y revirtiendo el “proceso de cambio” de los 14 años pasados.
En su último discurso presidencial, Jeanine Áñez señaló los que consideraba los logros principales de su administración como la gestión de bonos o ayudas sociales, la lucha contra la pandemia de la covid-19 y destacando la “consolidación” de la democracia.
Este sábado 7 de noviembre, Áñez aseguró que se retira a su hogar, donde se defenderá de los que la “están acosando” y que no acudiría a los actos de la toma de posesión de su sucesor, el nuevo presidente boliviano Luis Arce.
El Parlamento ha recomendado la apertura de dos juicios contra la presidenta interina por presunta responsabilidad en la muerte de más de una treintena de manifestantes en los disturbios que se produjeron en el país tras la renuncia de Morales.
Entre el jueves y el viernes, renunciaron también los ministros de Áñez, excepto Arturo Murillo y Luis Fernando López, quienes tienen prohibido salir del país por orden de un fiscal que los procesa por un caso de corrupción.