En el mundo del cine, los guiones suelen ser claros y se siguen al pie de la letra. Pero cuando se trata de impuestos, las cosas se tornan confusas, se tienden redes y se orquestan maniobras financieras dignas de una película de suspenso. Así sucede cuando las lentes se dirigen hacia el galardonado cineasta Santiago Segura y su complejo entramado empresarial, cuyo argumento principal parece ser una deuda con Hacienda de casi un millón de euros.
La narrativa en este caso es bastante sorprendente: el emporio de Santiago Segura, bien conocido en la industria cinematográfica española, ha sido condenado a desembolsar cerca de un millón de euros por el impuesto de sociedades, según dictaminó la Audiencia Nacional. Con un tono casi punitivo, el tribunal concluyó que “no resulta admisible la compensación de las bases imponibles negativas” de la empresa Amiguetes, que había acumulado pérdidas en periodos anteriores en los que no formaba parte del conglomerado de Segura. Este veredicto se centra en el impuesto de sociedades del periodo 2010-2011.
Además, se ha echado luz sobre el aparentemente complejo tejido de compañías que forman parte del grupo de Segura, que parecen haber experimentado una serie de movimientos empresariales y fusiones entre sí, cada uno más intrincado que el anterior. ¿Una serie de movimientos astutos y legales o una estrategia para sortear el sistema tributario? Ahí radica la pregunta del millón de euros.
El problema de Segura con Hacienda radica en el intento de la sociedad a la que pertenece la productora del director Santiago Segura de compensar las bases imponibles negativas derivadas de los ejercicios en los que la sociedad no formaba parte del Grupo, lo que generó pérdidas en los socios anteriores. En términos más simples, la compañía intentó usar pérdidas pasadas de una empresa que adquirió para reducir su propia base imponible y por ende, el monto de impuestos que debía pagar. La Audiencia Nacional de España, sin embargo, concluyó que tal práctica no es aceptable y ordenó a la sociedad abonar a Hacienda cerca de un millón de euros en concepto de liquidación por el impuesto de sociedades del periodo 2010-2011.
CHOQUE CON MAESTRE
No todo es glamour y alfombra roja en la vida de Santiago Segura. Como consecuencia de estas noticias, Segura y el periodista Antonio Maestre se vieron envueltos en un amargo intercambio de tuits. El conflicto surgió a raíz de la noticia publicada por eldiario.es sobre la deuda fiscal de Segura. Maestre calificó a Segura como “el listo”, iniciando así un intenso debate en la red social de Elon Musk.
Segura se defendió alegando que las declaraciones a Hacienda son responsabilidad de sus asesores fiscales, y que la ausencia de multa indicaba un desacuerdo en la interpretación de la normativa, no un intento de evasión fiscal. La conversación se desvió rápidamente hacia lo personal, dejando entrever una innegable tensión entre ambas partes.
UN ENFRENTAMIENTO ENTRE DOS MUNDOS
La diferencia de opiniones entre Maestre y Segura se extendió más allá de la simple discusión sobre impuestos. Segura acusó a Maestre de insinuar que había intentado defraudar a Hacienda, y amenazó con llevar el asunto a los tribunales. A su vez, Maestre replicó a Segura con una invitación a ver su propio reflejo en el espejo.
El tono de la conversación osciló entre lo serio y lo cómico, mostrando que las interacciones en Twitter pueden ser un terreno fértil para la confrontación, tanto de ideas como de personalidades. Cada uno se mantuvo en su posición, dejando patente la divergencia de sus mundos: uno, desde la posición privilegiada de un reconocido director de cine, y el otro, como un periodista comprometido con la transparencia y la justicia fiscal.
¿QUIÉN ES EL VILLANO DE LA HISTORIA?
Uno de los elementos más fascinantes de esta saga es la representación de Hacienda como el villano de la trama. Segura intentó restar importancia a las acusaciones alegando que simplemente había desacuerdos en la interpretación de las leyes tributarias, algo que se podría resolver con el tiempo y la discusión adecuada. Sin embargo, para muchos, esto no es más que una táctica dilatoria en un intento de evitar el pago de lo que se debe.
¿UN FINAL FELIZ?
El acto final de esta película aún está por determinar. Segura ha sido sentenciado a pagar casi un millón de euros a Hacienda, una suma nada despreciable incluso para una figura tan exitosa en la industria del cine.
El efecto de este escándalo fiscal en su carrera y reputación todavía está por verse. Aunque parece poco probable que sufra consecuencias significativas a largo plazo, su enfrentamiento con Maestre en Twitter ha dejado una marca en su imagen que no será fácil de eliminar. Al final del día, “pagar lo que se debe” es un deber cívico, una responsabilidad compartida por todas las personas, famosas o no.
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El periodista tiene razón. Santiago Segura no la tiene.
Debería de haber una ley que prohibiera a los artistas, cantantes, incumplidores de sus obligaciones tributarias campear libremente por la televisión pública.