IMAGE: Facebook killing people (@TheHill on Twitter)

La pregunta, publicada por The Hill en su Twitter, es clara: «¿qué mensaje tiene para las plataformas como Facebook?» Y la respuesta de Joe Biden, Presidente de los Estados Unidos, reafirmando la opinión del administrador de la sanidad pública del país, también lo es: «están matando gente«.

El presidente se refería de manera inequívoca a lo que ocurre cuando determinados colectivos, los llamados «antivacunas», son algorítmicamente encerrados en ambientes sociales que refuerzan sus creencias y su cámara de eco, con el único fin de que pasen más tiempo en la plataforma y vean más publicidad.

En este momento, en los Estados Unidos, la práctica totalidad de las muertes debidas al coronavirus se producen entre personas no vacunadas, fundamentalmente entre el colectivo de los antivacunas, que además, lejos de ponerse simplemente en peligro a sí mismos, se convierten en vectores para sus comunidades, para las personas que les rodean, y para todos, incluidos los vacunados, debido a la posibilidad de que se conviertan en auténticas incubadoras caminantes para nuevas cepas del virus y a que impidan la posibilidad de alcanzar la inmunidad de grupo.

Facebook ya ha contestado, fundamentalmente haciendo lo que hace siempre: afirmando que se trata de «acusaciones no soportadas por datos», y que «dos mil millones de personas han utilizado Facebook para ver información correcta sobre vacunas y para saber cuándo y dónde vacunarse». Sin embargo, basta entrar en Facebook y hacer un par de búsquedas para encontrar grupos de antivacunas organizados, y difusión de todo tipo de argumentarios demenciales, contra los que la compañía no toma ni la más mínima medida.

Cuando el mismísimo presidente de los Estados Unidos afirma ante una cámara que las prácticas de tu compañía están matando gente, a lo mejor deberías plantearte que no se trata simplemente de que «te tenga manía» o de que «esté mal informado». Posiblemente deberías pensar hasta que punto tu compañía está jugando un papel en algo tan importante como amenazar la salud pública y la posibilidad de acabar con una pandemia, simplemente a cambio de que unos cuantos usuarios se queden un poco más en tu red y puedan ver un poco más de publicidad. Deberías plantearte hasta qué punto tienes tus prioridades equivocadas, y como es posible que estés dispuesto a que muchísimas personas sigan no solo recibiendo información falsa, sino realimentando su negacionismo en grupos dedicados a recircular tonterías, falacias de autoridad y barbaridades acientíficas.

¿Está Facebook matando gente, como afirma el presidente de los Estados Unidos? ¿O simplemente permitiendo que determinados grupos de ciudadanos ejerciten libremente su derecho a la libertad de expresión? ¿Cuántas cosas deben caber dentro del ejercicio de los derechos individuales y la libertad de expresión? ¿Cuántas oleadas más antes de que nos demos cuenta de que no se puede salir de una pandemia cuando una parte de la población se empeña en convertirse en repositorio de un virus «porque está en su derecho»?


Enrique Dans

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