Christine Levinson, Babak Namazi y Omar Zakka, familiares de tres estadounidenses presos en Irán, acusaron hoy al Gobierno de EE.UU. de no hacer lo suficiente para conseguir la liberación de sus parientes y expresaron su deseo de que haga lo posible por lograr su vuelta a casa.
“Mi marido, Bob, es un rehén desde hace doce años y, a pesar de que hemos intentado traerle a casa de todas las maneras posibles, no estoy más cerca de conseguirlo que cuando desapareció el 9 de marzo de 2007. Hago responsable al Gobierno de Irán, pero creo que también es culpa del Gobierno de EE.UU.”, declaró Christine Levinson.
Desde la supuesta detención del exagente del FBI Robert Levinson, que desapareció en la isla iraní de Kish, su familia apenas ha recibido algunas pruebas de vida, un vídeo y unas fotos en las que aparecía vestido con un mono naranja, explicó su esposa.
Aunque culpó a las tres distintas Administraciones que han ocupado de manera sucesiva la Casa Blanca desde la desaparición de su marido (presididas por George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump), Christine destacó el momento hace tres años en que el Gobierno emitió un comunicado en el que afirmaba que Robert no estaba en Irán.
“A pesar de ser un dato erróneo, el Gobierno de EE.UU. le dio a Irán una excusa para no devolvernos a Bob”, lamentó.
De manera similar se expresó Babak Namazi, cuyo padre y su hermana -Baquer y Siamak Namazi- fueron detenidos hace tres años y medio por las autoridades iraníes.
“La realidad es que más de dos años después de que Trump asumiera la Presidencia, no parece que estemos más cerca de traer a mi familia y a otros rehenes de vuelta a casa”, se quejó Namazi.
El arresto de los Namazi se produjo en una etapa en la que Teherán detuvo a varios iraníes de doble nacionalidad estadounidense, británica y canadiense, entre otras, acusados de espionaje.
Por último, Omar Zakka, hijo del también iraní-estadounidense y exempleado del Gobierno de Washington Nizar Zakka, aseguró que durante los tres años y medio de cautiverio su progenitor ha sido sometido a torturas físicas y sicológicas con el objetivo de que confiese delitos que no ha cometido.
“Para mi familia y las familias de otros rehenes es importante saber que el Gobierno de EE.UU. se da cuenta de la gravedad de la situación y nos apoya”, sostuvo Omar.
El joven concluyó su testimonio con una petición directa a la Administración: “Le pedimos al Gobierno que recurra a todos los medios legales y diplomáticos para reunirnos con nuestro padre”.